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Cádiz

Los restos del papa Wojtyla serán trasladados a la basílica de San Pedro

Los restos de Juan Pablo II serán trasladados, una vez que sea proclamado beato, desde las Grutas Vaticanas a una capilla del templo vaticano.

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 Los restos de Juan Pablo II serán trasladados, una vez que sea proclamado beato, desde las Grutas Vaticanas (cripta de la basílica de San Pedro) a una capilla del templo vaticano, para permitir una mayor afluencia de fieles, confirmaron a Efe fuentes vaticanas.

Se trata de la capilla de San Sebastián, que se encuentra en la parte derecha, entrando a la basílica de San Pedro, entre la que acoge a la Piedad, de Miguel Ángel, y la Capilla del Santísimo.

La capilla de San Sebastián apareció ya ayer cubierta con una gran lona. Según las mismas fuentes ello se debe a que han comenzado ya los trabajos de restauración de la misma, para acoger en fechas próximas el cuerpo sin vida del Papa Wojtyla.

Los obreros han comenzado a limpiar los mármoles, así como el mosaico de San Sebastián.

También será trasladado a otro lugar los restos del papa Inocencio XI (1611-1689), que se guardan en una urna colocada en la capilla.

Los restos de Juan Pablo II, fallecido el 2 de abril de 2005, reposan desde el 8 de abril de 2005, fecha del funeral, en las Grutas Vaticanas, en la que fue tumba del beato papa Juan XXIII y a pocos metros de la tumba de San Pedro.

Juan Pablo II es el único Papa que reposa entre dos reinas, Cristina de Suecia y Carlota de Chipre, enterradas asimismo en las Grutas Vaticanas.

Una sencilla lápida de mármol blanco jaspeado tras la cual hay un macetón de calas blancas cubre la tumba del papa polaco, que se ha convertido en lugar de peregrinación de fieles de todo el mundo.

Según datos del Vaticanos, una media de más de 20.000 personas la visitan a diario.

Ioannes Pavlvs PP II. 16.X.1978-2.IV.2005 son las únicas letras y números grabados en la losa de mármol, proveniente de la famosa montaña de mármol de Carrara, en el noroeste italiano.

La losa mide 2,20 metros de largo por 1,20 metros de ancho y está dispuesta de manera que los fieles puedan verla y leer lo escrito con facilidad.

Juan Pablo II apreciaba mucho a Juan XXIII, por lo que se decidió enterrarlo en la tumba que ocupaba éste.

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