España ocupó el segundo puesto en número de entrada de inmigrantes ilegales en el conjunto de la UE en 2010, con alrededor de 5.000 llegadas, lo que supuso un cinco por ciento del total de los indocumentados que llegaron a países comunitarios.
De los 104.000 inmigrantes sin papeles que entraron por las fronteras de la UE el pasado año, Grecia, con 89.000, fue el país que más llegadas registró a través de sus fronteras con Turquía y Albania, lo que representa el 86%.
En tercer lugar, se situó Italia, con 4.400 entradas irregulares, un cuatro por ciento del total.
Estos datos están recogidos en un informe del director adjunto de la Agencia de Control de Fronteras Exteriores (Frontex) de la UE, Gil Arias Fernández, divulgado por el Real Instituto Elcano.
Los inmigrantes que accedieron a territorio español lo hicieron en su mayoría por Ceuta y Melilla –3.500– y el resto, por las costas peninsulares.
En Canarias, sólo hubo 196 llegadas, mientras que en 2009, se contabilizaron 2.244 en el archipiélago.
El pasado año, el número de irregulares en el conjunto de la UE se cifró en 104.000 personas, una cifra similar a la de 2009 –106.000–.
La tendencia ha sido decreciente, puesto que en 2008, hubo 166.000 entradas ilegales.
En el informe, se hace una evaluación sobre el impacto que pueden tener las revueltas de países como Egipto, Túnez y Libia en los flujos migratorios hacia el sur de Europa.
En los primeros cuatro meses del año, se estima que más de 30.000 inmigrantes han arribado a suelo italiano procedentes principalmente de Túnez y Libia, lo que ha suscitado el debate sobre la posible reforma del Tratado Schengen de libre circulación de ciudadanos europeos.
Arias pormenoriza su análisis en el caso libio por los efectos que puede tener el conflicto que mantienen las fuerzas leales al líder, Muamar el Gadafi, y los rebeldes.
El director adjunto de Frontex cree que si Gadafi recupera el control del país, la UE y sus estados miembros “no podrán reanudar la cooperación con un régimen totalmente desacreditado” a través de los convenios que había en vigor.
Advierte de que “no debe descartarse” la posibilidad de que ciudadanos de otros países africanos bloqueados en Libia sean “obligados o ayudados a emigrar” a la UE por el régimen gadafista.
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) estima que la cifra de extranjeros presentes en Libia oscilaría entre 0,5 y 1,5 millones, si bien no todos aspirarían a ir a Europa.
Arias cree que “en el peor de los casos”, la consecuencia de que Libia abra la puerta a la inmigración ilegal sería la reactivación de los flujos a través del mar hacia la isla italiana de Lampedusa, Malta y la isla griega de Creta –a 200 kilómetros de las costas libias más al este–.
Este hecho podría desembocar en un escenario similar al de 2008, cuando 40.000 inmigrantes llegaron a Italia y Malta procedentes de este país magrebí, se recuerda en el informe.
Además de Italia, otros países que se verían afectados serían Francia, España, Bélgica y Reino Unido, según Frontex.
En el caso de que Gadafi sea derrocado, Arias también ve riesgo de un aumento de indocumentados hacia Europa si las autoridades rebeldes no imponen el orden sobre los 2.000 kilómetros de litoral de Libia y sus 4.000 kilómetros de fronteras terrestres.
En los casos de Egipto y Túnez, Arias no descarta que los procesos democráticos abiertos puedan “descarrilar”, lo que multiplicaría las protestas y el riesgo de crisis humanitarias.
También habla de un hipotético escenario de revueltas en Marruecos, que según el director adjunto de Frontex, “reproduciría los ataques masivos a las vallas fronterizas” de Ceuta y Melilla, como en 2005.