Según la Real Academia Española, carajo se le llama a la pequeña canastilla que se encontraba en lo alto del palo mayor de las antiguas naves y dada su ubicación en lo alto del mástil era un lugar inestable. Y cuando un marinero cometía una falta se le mandaba al carajo en señal de castigo, y al carajo podría decirse, siempre metafóricamente, que el alcalde de Cádiz, José María González, Kichi, ha mandando al buque escuela chileno Esmeralda, que este martes hacía escala en Cádiz en su 60 crucero de instrucción.
Las razones para este desplante y ruptura del protocolo hay que buscarlas en el golpe de Estado que en su día cometió Augusto José Ramón Pinochet contra el entonces presidente Salvador Allende. De hecho, tanto Amnistía Internacional como la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía han hecho públicas, y en varias ocasiones, su repulsa a la presencia del buque escuela Esmeralda en el Puerto de Cádiz “mientras se mantienen la impunidad de los crímenes cometidos en él durante la dictadura de Pinochet”.
Al respecto, la APDH indicó este martes que “es inaceptable que un navío en el que se realizaron numerosas torturas y asesinatos, sea considerado símbolo de concordia y los valores culturales de Chile, sin haberse reparado la memoria de las víctimas”.
Y es que el alcalde de Cádiz, José María González Kichi, se ha negado a subir al buque escuela Esmeralda de la Armada de Chile. Ni él, ni ningún miembro de su equipo de Gobierno. Las razones por las que se ha negado a subir se las explicó directamente al embajador de Chile en España, Francisco Marambio Vial, y posteriormente hizo públicas esas razones ante los medios de comunicación.
“Es importante no perder la memoria… por ejemplo, en este país siempre ha habido personas empeñadas en que la perdiésemos, y lo mismo pasó en Chile, igual que en España hubo un golpe de Estado a manos de Francisco Franco, allí fue Pinochet quien fue a interrumpir un proceso de construcción democrática que se tradujo en miles de muertes, en miles represaliados, entre ellos Salvador Allende”, indicó el alcalde José María González, Kichi, para añadir que “pensamos que es importante no mirar para otro lado, no olvidar, por eso el equipo de Gobierno ha decidido no subir al Buque Esmeralda, a pesar de que se fabricase en Cádiz el buque Esmeralda simboliza el asesinato de la democracia no solamente en su país”.
Por lo tanto, según indicó el alcalde de Cádiz, “por el expresidente Salvador Allende, por los miles de muertos y represaliados tanto en Chile como en España y por el profundo cariño que tenemos al pueblo chileno, estamos convencidos, y así se lo he expresado al embajador, de que nos unen muchísimas cosas, de que tenemos un futuro de lleno de oportunidades y de miradas comunes que hablan de justicia social y que hablan de libertad… sé que es un sentimiento compartido y queremos explicar la decisión de este equipo de gobierno de no subir al Buque Esmeralda”.
Reacción del PP
El portavoz del grupo municipal del PP, Ignacio Romaní, criticó la negativa del alcalde a visitar el buque afirmando que “es el gobierno democrático de Chile quien envía al Esmeralda como embajador de buena voluntad. Embajador de una Chile democrática. Y este alcalde, con sus gestos, ofende a la Chile libre, no a la dictadura de Pinochet, ofende a la Chile libre y a Cádiz. Este alcalde no es digno de una ciudad que ha mimado sus relaciones con la América libre y democrática que existe en la actualidad”.
Cabe recordar que el buque escuela Esmeralda de la Armada de Chile recalaba este martes en la dársena comercial del puerto de Cádiz en el marco del 60 crucero de instrucción que se encuentra realizando.
Según indica la Agregaduría Naval a la Embajada de Chile en España, el pasado 31 de mayo se inició un nuevo crucero de instrucción del buque escuela Esmeralda, también llamado la Dama Blanca. Un total de 313 personas conforman su dotación en este 60 crucero de instrucción, que considera una navegación de 40.000 kilómetros durante 190 días.