La iglesia de San Francisco, gran protagonista de la jornada del Lunes Santo, volvía a abrir sus puertas para facilitar, esta vez, la salida de la Hermandad de Vera Cruz, que recupera para el paso de misterio una tradición perdida desde finales del siglo pasado: la interpretación de una marcha procesional en la subida de la cruz. En este caso sonó ‘Paño de pureza’, compuesta para el Titular de la cofradía.
El recogimiento y respeto del numeroso público congregado en la céntrica plaza de la capital gaditana continuó cuando comenzaron a desfilar los primeros penitentes del paso de palio de la Virgen de Soledad que, acompañado de la banda chiclanera Maestro Enrique Montero, emprendió el camino hacia la Santa Iglesia Catedral.
En el apartado de estrenos del cortejo cabe destacar el exquisito banderín franciscano-fundacional, así como su asta y las dos varas de orfebrería para su acompañamiento, además de una veintena de túnicas de ruán.
En el regreso a su templo, la Hermandad volvió a regalar bellas estampas en calles sin luz eléctrica iluminadas tan solo por las llamas de los cirios de sus hermanos.