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Campo de Gibraltar

De Miranda, primera puerta grande en la feria taurina de Algeciras

El diestro onubense, en su presentación en Algeciras, corta dos orejas a su primero de la tarde, un toro de Albarreal, y sale a hombros

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De Miranda, en Algeciras.

De Miranda, en Algeciras.

Galdós, en Algeciras.

Se abrió el abono del cincuentenario del coso de Las Palomas y las primeras dos orejas fueron para el onubense David de Miranda, que se presentaba en esta plaza. Se lució por verónicas muy templadas ante un toro de Albarreal que se entregó en el caballo y tuvo fijeza en la muleta. Tuvo un quite con el capote a la espalda, interpretando cinco saltilleras muy quietas y ceñidas.

Brindó David al público comenzando con estatuarios en el centro del ruedo y el toro galopando, una imagen para el recuerdo. El animal embestía con los dos pitones con buen son. El onubense le echó temple y firmeza, realizando un toreo despacio y suave sobre ambas manos, destacando series por naturales. Se volcó a la hora de matar y obró una estocada suficiente.

El último, de Torrestrella, salió suelto a tomar el capote de De Miranda. Una vara fue suficiente y el torero onubense lo colocó en los medios. Tuvo buenas series de muletazos iniciales, pero el animal se desentendía, mirando al tendido. Le faltó casta, aunque por el pitón izquierdo consiguió buenos muletazos. Rubricó con una estocada y estuvo pesado con el descabello, recibiendo aplausos y abriendo la Puerta de la Feria. Antes de comenzar el festejo se guardó un minuto de silencio por el guardia civil de la Comandancia de Algeciras Fermín Cabezas, fallecido en acto de servicio recientemente. Hubo más de un cuarto de plaza de entrada. Abrió plaza y feria Borrachito, un negro morlaco de Torrestrella abierto de pitones al que saludó por seguidas verónicas José Garrido. Tras tomar un puyazo gustó en un quite por chicuelinas. Las primeras series con la muleta el toro mostró transmisión, con mejor son por la derecha. Sobre el otro pitón fue algo mirón y bajó de intensidad. Una estocada trasera tendida terminó su actuación. Hubo silencio. Tras la habitual merienda saltó uno de Torrealta al que Garrido trató de fijar en su huidiza carrera. Cuando consiguió llevarlo al caballo, le dieron leña. Reservón y complicado en banderillas, se empleó en la muleta, echaba la cara arriba. Lo intentó, terminando en estocada baja, con muestras de desagrado.

El peruano Joaquín Galdós toreó también un Torrestrella de 446 kilos. Abrió el compás en lances de recibo. El toro embestía con la cara alta, tomó un puyazo empujando. En las primeras tandas puso voluntad y técnica, pero no se confió. El toro no se entregó y se frenaba, a pesar de la voluntad de la espada. Al terminar de matar de estocada y pinchazo hubo palmas a la voluntad. Galdós salió a por todas en el quinto, de Torrealta. Se gustó en series de verónicas con buen aire rematadas con medias a pies juntos. Brindó el toro a su compañero David de Miranda, iniciando con muletazos rodilla en tierra. El toro, con recorrido, acudía galopando. Fue una labor, sobre la mano derecha, muy asentada y con profundidad. No duró lo suficiente para que Galdós rematara su labor por naturales, aunque en el final volvió a coger con la diestra. Buscó el triunfo y arrancó la oreja. 

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