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Con perspectiva sureña

El vientre de alquiler: del altruismo a la extrema necesidad

El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, ha vuelto a forzar el debate sobre los vientres de alquiler. En esta ocasión ha utilizado el feminismo...

Publicado: 24/01/2019 ·
22:52
· Actualizado: 24/01/2019 · 22:52
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Autor

Antonia Merino

Antonia Merino es una reconocida periodista y analista política y social de la provincia jienense

Con perspectiva sureña

La actualidad política y social vista desde la trinchera femenina y la experiencia de una veterana del periodismo jienense

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El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, ha vuelto a forzar el debate sobre los vientres de alquiler. En esta ocasión ha utilizado el feminismo para defender el derecho de la gestación subrogada por parte de hombres y mujeres con problemas de fertilidad. ¿Hay algo más feminista que una mujer ayudando a ser madre a otra mujer, altruistamente y con garantías?” se preguntaba hace unos días el líder de la formación naranja, el único partido que, al día de hoy, se ha manifestado a favor de regular una práctica que en España no está permitida. No es el primer intento de Rivera por situar en el debate público la gestación subrogada evidenciando una vez más la existencia de opiniones dispares en un asunto en el que entran en juego muchas sensibilidades. Para empezar, la gestación subrogada no deja de ser un contrato por el cual una mujer acepta gestar un niño, utilizando técnicas de reproducción asistida, con la obligación de entregar ese niño a la otra parte convirtiendo al recién nacido en un objeto de intercambio comercial, aunque en el debate planteado no se profundice si se hace por dinero o de forma altruista ni bajo que coste socioeconómico se realiza. Sin embargo, basta con acceder a los centenares de páginas web de agencias que se dedican a ello para comprobar que el negocio es redondo por las cantidades de dinero que se manejan. En estos debates también se suele abordar la “libertad” de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo. Claro que hay mujeres dispuestas a gestar por más o menos dinero, pero no es menos cierto que la mayoría de ellas, en situaciones de extrema precariedad, se muestran dispuestas a lo que sea para sobrevivir. La gestación solidaria de la que habla el partido de Rivera es casi anecdótica, el pretendido altruismo es la excusa para legitimar la compra-venta de bebés por parte de una sociedad que no tiene reparo alguno en que las mujeres se pongan a disposición del mercado. Pero de lo que no habla es de la existencia de países en los que este tipo de prácticas ha dado lugar a la explotación de las mujeres más vulnerables. Es el caso de la India donde salieron a la luz pública los regímenes de esclavitud a los que se sometía a las madres biológicas: vivían hacinadas en “granjas” durante los meses de gestación, sin poder salir ni estar con sus familias; explotadas incluso por sus propios maridos y las agencias recibiendo a posteriori una miseria a cambio de parir hijos para parejas occidentales. Esa es la otra historia de la que apenas se habla. Y contestando a la pregunta de Albert Rivera, el feminismo no es ayudar a otra mujer a ser madre, el feminismo es defender los derechos humanos de las mujeres y menores.

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