Bajo el título Forma y fondo. Cuarenta años de escultura de José Manuel Belmonte, la exposición podrá visitarse desde el 2 de octubre hasta el 30 del mismo mes en el Centro Cultural Casa de Vacas del Parque de El Retiro. Unas 60 obras pertenecientes a todas las etapas de su trayectoria que incluirá algunas de sus series más conocidas como Alma, El recreo de los ausentes, Custodios, El cuerpo del pecado o Bestiario.
Belmonte afirma sentirse con una gran responsabilidad ante este nuevo reto de su carrera profesional pues supone "torear en una de las plazas más grandes ya que es la capital y es el lugar donde se mueve bastante la cultura y por donde pasan miles de personas". Además, esta exposición antológica podría suponer que sea el tercer cordobés en exponer una antológica en Madrid precedido por Julio Romero de Torres y Pepe Espaliú, según señala el comisario de la exposición, Félix Ruiz Cardador.
La obra de Belmonte ha viajado por muchos países como China; Bruselas; Italia; Japón y ahora en Grecia con una próxima exposición en Mykonos, pero es Córdoba la ciudad elegida e ideal para un creador por el clima, la arquitectura y la luz, lo que influye a la hora de buscar inspiración, señala el escultor.
José Manuel Belmonte nació en la plaza de la Paja al lado de la Corredera y fue allí donde tiene su primer recuerdo de acercarse al arte, en esas siestas tórridas en pleno mes de agosto cuando de niño le obligaban a dormir la siesta y como no lo hacía, su madre "le ponía papeles para dibujar". Dibujaba figuras de Walt Disney y Mazinger Z y esos dibujos, al llevarlos a la escuela, los profesores le ponían en entredicho porque no pensaban que los había realizado él. Su padre también era fontanero, latonero y cristalero y él se crió en un taller, por lo que el cordobés creaba sus propios juguetes.
El arte siempre lo ha llamado y eso se veía en sus estudios que cuenta que hasta llegó a ser “un fracaso escolar”. Por dicha razón, decidió entrar en la Escuela de Arte y Oficios y fue precisamente allí donde descubrió su vocación. Aunque se encontró que era la primera vez que cogía un carboncillo o que modelaba, era algo innato que sabía hacer. El cordobés afirma que su obsesión siempre ha sido aprender, no solo por estudiar el arte sino por viajar en verano para ver museos y tener los conocimientos de esa formación necesaria para poder crear y no tener ningún tipo de limitación. “El artista nace y después se tiene que formar”. El artista añade que para el arte se necesita de una trilogía creadora: la mente, el corazón y la mano, "y si alguno falla, falla todo".
Belmonte dice de su obra que existe una dualidad pues existe el encargo, que difiere de su obra personal: “yo no hubiera creado las obras de los patios pues mi obra personal va por otro lado”, y continúa añadiendo, "pero el encargo público sirve para alimentar el bolsillo y para crear mi obra personal. Una obra personal que no es a lo mejor vendible pero que me sirve para alimentar el alma y desarrollarme como persona a través del arte". En sus obras pretende emocionar.
Por otro lado, no cree en la suerte, "el artista triunfa con trabajo constante" y él no ha desaprovechado ni un minuto de su vida. También lo tuvo difícil en sus comienzos hasta que las personas empezaron a creer en su obra. "El no tener un lugar donde mostrar tu obra de forma digna puede ser una de las causas por los que los jóvenes artistas abandonen", señala.
Al preguntarle por sus obras conocidas refiere que "los monumentos públicos son una exposición permanente que cuando yo no esté, mis obras seguirán vivas y parte de mí seguirá viva con ellas", algo que le llena de orgullo. En este sentido, "La Regadora" se ha convertido en símbolo de nuestra cuidad y es una de las fotografías más populares de Córdoba.
Y aunque no puede elegir entre sus obras como su favorita, José Manuel Belmonte señala que "Los Tres Hombres Pájaro" es la que más gusta a todos. Una obra que también estará incluída en la exposición en Casa de Vacas.
