La historia se repite. Ayer, en el 2001, señor Landaluce, la Asociación de Periodistas Parlamentarios le otorgó el premio al diputado desconocido. Entonces, era presidente del Gobierno de España su admirado José María Aznar. Corría la VII legislatura y usted dejó de estar en el Congreso durante la siguiente, para volver a ocupar escaño en la Carrera de San Jerónimo en la IX y la X con el objetivo de hacer valer su papel activo en defensa de los intereses de la comarca del Campo de Gibraltar.
En aquellos tiempos, en el que durante una época compatibilizó su labor con la de concejal del Ayuntamiento y fue socio de Gobierno del alcalde Patricio González, no se prodigó usted por sus intervenciones, ni colaboró a resolver ninguno de los grandes problemas de la ciudad y comarca, y eso que estaba usted adscrito a distintas comisiones, entre ellas la de ser portavoz adjunto de la de Infraestructuras, y además ser vicepresidente provincial del PP de Cádiz.
A pesar de los pesares y de sus buenas intenciones, que nadie duda, ya que dimitió en el 2000 para dedicarle más tiempo a sus tareas de padre de la patria, no tuvo usted fuerzas ni tal vez ganas para echar una manita en colaborar a traerse inversiones para nuestra zona. Claro que esa Asociación de Periodistas Parlamentarios, que tan mal lo trataron y le dieron hace once años ese galardón, seguro que eran un grupo de “rojetes envidiosos” que no supieron reconocer su trabajo.
Hoy, en 2012, como decía al principio de este artículo, llueve sobre mojado y la historia se repite, en ese directorio de Discursia.com, se le cataloga como el diputado menos trabajador, usted, vicesecretario general provincial del PP , que tanto ha insistido en su discurso cada vez que le han preguntado en defender la conveniencia de compatibilizar su escaño en Madrid con su puesto de alcalde de Algeciras para defender los intereses de nuestra ciudad y convertirla en Capital, ahora mire usted por donde le tachan de ser el menos currante. ¡No hay derecho, don José Ignacio!
Estoy seguro que los responsables de este portal de Internet que sigue y evalúa el trabajo de los políticos españoles está dirigido por un puñado de “rojos indeseables” que no saben apreciar su gran labor sorda, ciega y muda en el Congreso de los Diputados, y eso que cobra usted bien poco, sólo 12.568,50 euros brutos al mes, ya que estamos en crisis y no se puede derrochar.
Mientras, entre tanta mentira e intoxicación, entre tanta propaganda e incomprensión, podría usted aprovechar para tomar la decisión de su vida, porque en Madrid no le entienden don José Ignacio, no saben lo sacrificado que usted es, incluso una vez que le toca presidir la Comisión de Exteriores y no le permite hablar al portavoz de CiU, le montan la bronca. ¡Qué injusticia! Eso sí, en Copenhague les dio audiencia a distintos ministros de Asuntos Exteriores, ¿Cómo se les queda el cuerpo a algunos “rojillos”?
Y a qué decisión me refiero, a aquella que el pueblo anhela, no dormimos, no vivimos, por favor don José Ignacio, dedíquese en cuerpo y alma a nuestra Algeciras, deje las cosas de Madrid para los intrigantes, que están todo el día haciendo pasillos, renuncie a su acta de diputado y a ejercer de alcalde los siete días de la semana.
Podría usted estar en todas las comisiones de seguimiento del alcalde, asistir a todos los actos, presidir todas las reuniones, visitar todas las barriadas, recibir a todos los vecinos, dar solución a todos los problemas y salir en todas las fotos. Se imagina, don José Ignacio la alegría que nos proporcionaría. Además se evitaría usted, que por aquello que no hay dos sin tres como bien dice el refrán, le dieran el premio al diputado que más veces se ha equivocado en abordar el tema de Gibraltar. Piénselo, señor Landaluce, piénselo.