Muchas felicidades

Publicado: 25/12/2012
Estamos en plenas fiestas navideñas, las más reivindicativas de los últimos tiempos. Hemos dejado atrás el día de la salud con un décimo del premio gordo, el 76058, vendido en Algeciras...
Estamos en plenas fiestas navideñas, las más reivindicativas de los últimos tiempos. Hemos dejado atrás el día de la salud con un décimo del premio gordo, el 76058,  vendido  en Algeciras y algunos menores que se repartieron en La Línea. Como dicen los castizos, “menos da una piedra”.

Antes de que nos demos cuenta, estaremos terminando el año tal y como lo empezamos en nuestra comarca, con mucho paro y pocas perspectivas de mejorar, a pesar de que contamos con esa gran locomotora que es el puerto de Algeciras, y no les voy hacer ningún balance, que muchos leerán ustedes en estos días, pero permítanme alguna reflexión.

Hay ya muchos ciudadanos y ciudadanas que viven entre nosotros a los que estas fiestas, por su cultura, religión y tradición no les dice nada, pero qué duda cabe que en parte uno termina  contagiándose  del entorno en el que vive, y aquí  la mayoría, unos por costumbre, otros por devoción y tradición, y los más porque socialmente estamos inmersos en esta rueda en el que hemos de ser buenos y consumistas, a pesar de la crisis.

Nuestras calles  están llenas de gente pero menos que en años anteriores. Se nota que estamos caninos, ya que vamos buscando el detallito, cuanto más barato mejor, y si puede ser de los chinos o de esos establecimientos de precio fijo, pues superior.

Por primera vez en muchos años, la pobreza en nuestro entorno se hace visible en forma de necesidades y  miserias. De todas formas y a pesar de los muchos problemas  que nos preocupan y agobian; paro, recortes, ajustes, desahucios, privatizaciones y  movilizaciones, todavía hay lugar para las  sonrisas amables, corazones generosos por imperativo del calendario.

Escenarios en los que las luces de bajo consumo por aquello del ahorro y el ecologismo, colores y decorados que junto con los belenes con sus respectivos bueyes y mulas por mucho que diga Benedicto XVI, y los importados Papá Noel y Santa Claus completan en nuestra sociedad globalizada.

Esta gran fiesta que se promociona como la del amor y la solidaridad, el desinterés y el desprendimiento, pero que en más ocasiones de las deseadas se convierte en el gran espectáculo del despropósito, la gula y el despilfarro. Según las estadísticas, que todo lo soportan, cada español gastará en estas Navidades 514 euros, 46 euros menos que el pasado años, el importe más bajo desde 2008.

Aunque nos quieran embaucar con las ofertas, promociones, oportunidades y rebajas, es la época más cara del año, en la que nuestros bolsillos se vacían con rapidez, nuestras cuentas y tarjetas son castigadas y se quedan sin saldo.

Son fechas en las que se desempolvan los álbumes de fotos, se echa marcha atrás en la máquina del tiempo y se rememoran momentos felices y amargos, ocasión para recordar emocionalmente a los seres queridos que ya no están con nosotros, pero cuyo espíritu llena nuestros espacios  y aparecen en primer plano las vivencias de ese pasado que nunca volverá.

La crónica de los sentimientos y las emociones, aflora en estos días, haciendo más evidentes los cariños y los odios, pero tal vez son las personas solas las que peor lo pasan. Todos los bombardeos con imágenes de gentes obligadas a ser felices, y en esta atmósfera de anual teatralidad surgen los permanentes y recurrentes fantasmas de siempre que no nos impiden alzar nuestras copas y brindar deseándonos ¡muchas felicidades y lo mejor para el 2013!

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