He de confesarles desde esta columna del VIVA, que nunca fui sumiso. No sé si por convicción, por actitud o por sentimiento, pero a lo largo y ancho de mi vida jamás me plegue obedientemente a nada ni a nadie. Creo que me comporté como un niño rebelde y como un adulto inconformista.
También he de reconocerles, que a pesar de mis años, no he perdido la capacidad de sorprenderme ni tampoco de indignarme y rebelarme ante los atropellos, la falta de respeto y las injusticias., las inmoralidades y las corrupciones de todo tipo.
Por eso cuando veo, con rabia, el modelo de matrimonio que propone el Arzobispado de Granada en una obra publicada por la Editorial Nuevo Tiempo que preside el titular de dicha institución, monseñor Javier Martínez Fernández , me cabreo y me produce mucha irritación. Siento una profunda tristeza sobre la utilidad de tantos años de lucha a favor de la igualdad entre hombres y mujeres.
El título de la obra de la periodista italiana Constanza Miriano es bastante explicito, “Cásate y sé sumisa,” que defiende que la mayoría de los conflictos matrimoniales tendrían fácil solución si la mujer entendiese su verdadero rol como esposa y madre: la sumisión del servicio.Imagino que a muchas de vosotros, se os quedará la cara a cuadritos y el cuerpo frío e inmóvil.
Leyendo la argumentación de la autora de esta obra, uno no sabe muy bien si son una realidad que defiende desde el convencimiento de que esta sumisión corresponde a una obediencia leal, generosa que implica estar por debajo para ser el apoyo de todos los miembros de la familia, porque según ella quien está así sostiene el mundo.
La otra tesis es que haya adoptado esta actitud entre el cinismo y la ironía, para denunciar la crueldad del machismo todavía imperante en muchos núcleos sociales, y la humillación a la que se ven sometidas muchas mujeres por el mero hecho de serlo.
Todo indica que este libro, que curiosamente está siendo líder de ventas en Italia , tiene más de lo primero que de lo segundo, toda vez, que al parecer su pensamiento inspirativo es la frase de San Pablo a los Efesos “esposas, estad sujetas a vuestros maridos”.
En un país como el nuestro, en pleno siglo XXI, con una de las legislaciones más avanzadas en materia de igualdad, con demasiadas muertes de violencia de género, con dos años de recortes del PP que se han traducido en menos recursos materiales y personales a favor de favorecer el papel de la mujer en pie de igualdad en nuestra sociedad, un libro de estas características me parece un paso atrás altamente ofensivo.
Creo que el calificativo de sumiso, como sinónimo de obediente y dócil, es un epíteto que denigra la condición de la mujer como un igual al hombre y no como alguien dependiente. Esta iniciativa apoyada por el Arzobispado de Granada supone una vuelta al pasado, no ya al siglo XIX sino al XVIII.
Estamos ante una posición ideológica que afecta al conjunto de la sociedad y que desde posiciones reaccionarias se intenta volver a fomentar actitudes que pensábamos estaban en gran parte superadas. No es sólo un planteamiento de los sectores ultraconservadores de la Iglesia Católica sino que impregna la actuación del gobierno del PP, y está presente de forma integral en los distintos ámbitos de su actuación, como por ejemplo en la actitud segregadora que plantea la nueva LOMCE (Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa) del polémico ministro Wert o la reforma de la Ley del Aborto del señor Gallardón.