El peso de Beñat Etxebarría en el esquema del equipo verdiblanco está sobradamente demostrado que resulta esencial.
Sin embargo, el sábado ante el Valencia el cuadro bético no se resintió sobremanera. Los jugadores supieron paliar la inesperada baja por gastroenteritis del medio vasco y Mel elaboró una maraña en el centro del campo compuesta por Cañas, Nosa y el autor del único gol, Salva Sevilla; bien plantada sobre el terreno de juego, llegando bien desde atrás para acompañar las jugadas en ataque y logrando mantener en defensa un orden y un oficio más que aceptable.
Más aún, teniendo en cuenta que los antecedentes no eran los mejores; pues una vez llegó su consolidación en el once titular y el ascenso a la máxima categoría del fútbol español, los partidos en los que el de Igorre no ha sido de la partida o en los que no ha disputado un minuto se contaban como derrotas o a lo sumo, un empate.
Las referencias en la anterior temporada fueron: 0-2 ante el Rayo, 4-2 en el Camp Nou y 2-1 en el campo del Sporting. Hace una semana en Pamplona con Beñat sancionado por acumulación de tarjetas, el Betis firmó tablas en el luminoso del Reyno de Navarra.
El Villamarín y un inspirado Salva representaron el punto de inflexión necesario. Sin Beñat, hubo paraíso.