Se cuenta de don Miguel de Unamuno que, durante una conferencia en un célebre ateneo, al mencionar a William Shakespeare lo hizo pronunciando su nombre tal como lo leeríamos en español. Es decir,
chaquespeare. Los asistentes, al oír tal barbaridad fónica, rompieron a reír mofándose del literato por su desconocimiento de la lengua sajona. Don Miguel esperó pacientemente y una vez que la sala recobró el silencio, se dirigió al auditorio con estas palabras.
Ya que tienen ustedes un gran conocimiento del idioma británico, continuaré el resto de la charla en inglés. Y así lo hizo
. Ni que decir tiene la cantidad de mofletes sonrojados que aparecieron instantáneamente en la sala. El aplauso final que recibió nuestro célebre dramaturgo con el público puesto en pie por tan sutil réplica a su menosprecio, todavía se está escuchando.
Si aquella prepotente concurrencia hubiera imaginado entonces hasta dónde llegaría con el tiempo la influencia del idioma inglés en la España de nuestros días, hubiera agradecido infinitamente al orador su error lingüístico, a priori execrable.
Y es que no pasa día en los que la presencia de modismos, giros, locuciones y expresiones anglosajonas que nos invaden, no estén presentes en cualquier conversación, programa de TV, de radio o prensa. Especialmente en las áreas de tecnología, deportes, negocios, moda y cocina. A los vocablos me remito, que aquí el dicho ese de, una imagen vale mas que mil palabras pierde su crédito ya que no son las fotografías del Támesis las que pululan por el ambiente, sino los palabros provenientes de los hijos de la Gran Bretaña.
Las tortillas ya no van a la playa en fiambreras, ahora lo hacen en
tupper. Las insignias son
pins, los negocios
bussines, la comida fría
lunch y el entrenador de tu equipo es el
coach.
La selección de personal se llama
casting y los acuerdos entre dos personas
fifty-fifty. Si pides un tebeo en la papelería el dependiente se encoge de hombros hasta que no dices
comic. De toda la vida de dios hemos colgado carteles en las habitaciones, ahora son
posters. Los parguelas se llaman
gays, la panceta
bacon y el vestíbulo ha pasado a ser
hall porque suena más fino. Un patrocinador es un
sponsor y un autorretrato un
selfie. Cuando tengas algún inconveniente di
handicap en lugar de dificultad. No llames a la gimnasia por su nombre; está obsoleto,
aerobic es lo que priva.
El bizcocho de la abuela se ha reemplazado por el
plum-cake. Ya no compramos entradas, ahora sacamos
tickets. Los discos pasaron a la historia, la gente
heavy compra
compacs y no se pone vaqueros; usa jeans. El bocadillo de chorizo ha sido reemplazado por el
sándwich. Se cena en el
burguer, nos citamos en un
pub, practicamos el
puenting, el
raffting, nos encanta hacer
zapping y nos sonamos los mocos con
kleenexs; los pañuelos son objetos
vintage.
Tanto nos vamos modernizando que, al despelote le llamamos
top-less, a los zarcillos
piercings, a las medias
pantys, slips a los calzoncillos,
after shave al masaje facial y
footing a las caminatas. Johnny Depp ya no es un pirata, ahora es un
hacker
Los estudiantes se gradúan con
masters; en las calles cuesta un huevo estacionar, pero hay montones de
parkings. Si te agobia la cocina búscate un
self-service. El cabecilla es
el leader, el representante el
manager, a la gente importante se le llama
vip, los auriculares son
walkman, los tenderetes
stands, y el escalafón
ranking. Las mujeres ya no adelgazan; se hacen
lifting y toman bebidas
light. La aristocracia ahora es la
jet y los ejecutivos
yuppies.
El correo se cambió por
mail, las criadas por
baby-sister y las reuniones por
meetings. Los guayabos de las pasarelas aspiran a
top-model y pasarse la vida de
cocktail en
cocktail. Los anuncios se llaman
spots, los programas matinales
magazines y los espectáculos
shows. Incluso dicen que los novios están empezando a cambiar el SI por el
OK.
Seguro que me dejo muchas palabras más. Podéis añadir cuantas sepáis porque yo paro ya. Estoy empezando a tener
stress, que antes era
estar hasta los huevos.
Hasta otra. Me voy al fango a coger
viñocas, que a esto no hay anglicismo que lo suplante… por ahora.