Sin lugar a dudas. Por estas latitudes la fecha del dos de mayo no gusta en demasía. Nos llevamos prácticamente ensalzando la promulgación de la Constitución de 1812 todo el año y no digamos en nuestra Ínsula lo que significa el referirse a la fecha del 24 de septiembre de 1810. Sin embargo, al dos mayo de 1808, exceptuando al Racta-4, el silencio parece haberle creado una cáscara o envoltura entre miedo y mutis que lo han apartado definitivamente del “escenario del teatro de la vida” porque el “teatro de la comedia” exigía un protagonismo sin sombra de competencia. A
todo se acostumbra uno y todo el ritmo de la vida pasa por la ventana del “hogar de la memoria” y la ignorancia también pasa, tanto la anterior a la ciencia o analfabeta, como la posterior a la misma que con el prefijo de “pseudo” y el calificativo de “intelectual” pasea por barras, tertulias o debates en cantidades no despreciables. La primera deshace y destruye, la segunda es el mejor abono, para que la ignorancia no pierda adeptos. La reunión era en realidad un almuerzo clandestino. Lugar: calle Tetuán a la espalda de la Puerta del Sol madrileña. Lugar, taberna Labra. Personal: dieciséis tipógrafos, cuatro médicos, un profesor de Ciencia, dos joyeros, un marmolista y un zapatero.
Fecha. ¡Ay, aquí está la curiosidad! Dos de mayo de 1879. Y también la importancia del asunto. Se lleva a cabo la formación del Partido Socialista Obrero Español, que en realidad es una áurea amalgama de trabajadores responsables e intelectuales de prestigio. El documento organizativo fue redactado por Pablo Iglesias, Alejandro Ocina, Victoriano Calderón y el prestigioso médico Gonzalo Hernández Zubiaurre. Se refresca la memoria. Se promete que no volverá a pasar inadvertido. El mes de las flores del próximo año brillará con gran intensidad porque la luz la aportará un Partido que tiene casi 150 años de existencia y el aroma no precisará de más flor, que la rosa simbólica que el mismo lleva como icono. Pablo Iglesias Posse y los que continuaron su obra en tiempos a veces enormemente difíciles se lo merecen.
El PSOE fue el segundo partido socialista y obrero que se fundó en el mundo, solo el Partido Socialdemócrata de Alemania se fundó con anterioridad. Aunque se decidió su participación en las elecciones, no se logró representación parlamentaria hasta pasados unos veinte años y hasta 1904 no tuvo su primer alcalde José Herrero, en la población de Urones de Castroponce (Valladolid). Muchas vicisitudes entre ellas la de su permanencia en la II Internacional, que llevaron a los partidarios de las tesis "terceristas" junto con un grupo de las Juventudes Socialistas a la creación del Partido Comunista de España. Los años tienen que servir para saber que no somos un continuo alumbrado, que hay luces y sombras, que ángeles de blancas alas y demonios de agudos tridentes están donde está el ser humano, que gusta llevar indistintamente ambos disfraces. Que son las circunstancias existentes en cada momento, las que nos llevan a adoptar estos cambios cuando la razón queda sometida al resentimiento, el odio, la envidia o la soberbia y que la historia que se construye bajo estas condiciones, ni puede ser justa, ni democrática. Pero es un peso del que no sabemos desprendernos y que cada día nos enrosca más en el aislamiento con el vecino y la realidad de las dos Españas, que ahora son muchas más, acaba por dar a la víscera cardiaca la forma de “corazón de hiena”. Por eso no pueden tomarse en consideración de perenne obstinación, lo dicho en épocas de trágicos enfrentamientos vividos en nuestro país.
Nadie debe pararse o soltar frases semejantes a las que se escucharon en los años treinta del pasado siglo y sin embargo ocurre: “si los socialistas son derrotados en las urnas irán a la violencia, pues antes que el fascismo preferimos la anarquía y el caos” o “la democracia es incompatible con el socialismo”. Estos argumentos tan necios y tan infrahumanos no deben ni recordarse. El Partido Socialista Obrero Español es España por cualquier lado que se le mire y, como es lógico, su aroma ha sido variable con su evolución, pero teniendo siempre presente que la peor de las democracias es mil veces preferible a lo mejor de las dictaduras, lo cual le honra y dignifica, porque demuestra que no huele bien, quien siempre huele bien. En la actualidad vive el Gobierno y el partido que ejerce tal poder - PSOE - una situación inquietante y que comienza a ser desesperante para la mayor parte de sus afiliados y para el conjunto de la población. Traidores y corruptos hay en todas partes y para ello está el brazo inviolable de la justicia.
La situación requiere claridad diáfana y respuesta sincera. No puede haber miedo y mucho menos bravatas insulsas. Si de verdad el discurso actual es de que estamos ante el gobierno más progresista que ha tenido España, con una evolución económica encomiable y un bienestar cada vez más asequible a las clases más inferiores, si todos vivimos mejor, qué miedo hay a que lo refrende el pueblo con su voto, si se está convencido de ello. La moción de censura es una bravata, sabida ya de antemano, que se juega con las cartas marcadas que aportan los actuales socios del gobierno. Es hora de jugársela a una sola carta y si el resultado es que se cae en el pozo de la oposición habrá que aprender a subir la cuerda si se quiere volver de nuevo a la superficie. Pablo Iglesias lo consiguió en múltiples ocasiones, tras su dos de mayo.