Dedico este artículo a la familia QUIJANO, maestros de la fotografía desde finales de 1800 hasta nuestros días. Toda fotografía tiene derecho a la propiedad intelectual y a derechos de autor. Cuando captamos una fotografía o cuando esa fotografía la hace un fotógrafo nos preguntamos, ¿hay derechos de autor y a la intimidad? ¿Podría imprimirse o copiarlas para uso personal o comercial? ¿Se podrían publicar en un sitio web de una empresa? Pues todas estas preguntas se contestan en la Ley de Propiedad intelectual.
La ley, en un término amplio, se refiere a la protección legal de obras creativas o artísticas, en particular, los derechos de autor y las marcas comerciales. Esto significa que salvaguarda el trabajo escrito, los inventos, el sonido, las imágenes, los símbolos, los logotipos y, en este caso, las fotografías. Y claro, las fotografías que han sido creadas por un fotógrafo la Ley las protege con derechos de autor y del uso no autorizado.
La ley de derechos de autor protege la fotografía física en sí, pero también se extiende a los archivos digitales de la fotografía, ya que son obras propiedad de los fotógrafos para que éstos puedan reproducirlas y distribuir copias de su trabajo, así como de preparar trabajos derivados, como alterar digitalmente una fotografía o agregarle elementos.
Cualquier uso no autorizado de fotografías protegidas por derechos de autor sin permiso (esto incluye imprimir, copiar, mostrar o alterar fotografías) constituye una infracción de derechos de autor. Un fotógrafo tiene el derecho exclusivo de controlar cómo se utilizan y distribuyen sus obras creativas, incluyendo reproducir, preparar trabajos y distribuir copias, exhibir o realizar públicamente las fotografías y transmitirlas digitalmente. Los fotógrafos pueden licenciar sus fotografías protegidas por derechos de autor para su uso en una variedad de contextos, como publicaciones comerciales, sitios web, revistas, materiales impresos, etc. Pero todo, desde a quién se le puede otorgar la licencia de la imagen protegida por derechos de autor, con qué propósito y la duración del uso debe acordarse entre el fotógrafo con derechos de autor y su cliente.
¿Y qué derechos tiene un cliente? Pues tiene derecho a negociar y acordar una licencia con el fotógrafo con derechos de autor que le permita utilizar sus imágenes de manera legal y autorizada, incluyendo su uso en sus materiales, sitio web, anuncios, campañas de marketing, etc. Esto proporcionará claridad a ambas partes con respecto a los detalles de cómo, por qué y dónde se pueden utilizar las imágenes.
En conveniente conocer que comprar fotografías impresas o una sesión fotográfica no necesariamente otorga acceso para hacer lo que se quiera con las fotografías que suelen estar protegidas por derechos de autor. Quien tomó la foto es propietario de la fotografía y tiene derechos exclusivos sobre sus derechos de autor y puede usarla de cualquier manera; esto incluye imprimir, copiar, mostrar o alterar fotografías.
A pesar de que las fotografías en línea están disponibles fácilmente, siguen estando protegidas por la ley de derechos de autor. Por lo tanto, a menos que el fotógrafo indique explícitamente que puede usarlas libremente, siempre es prudente asumir que estas imágenes están protegidas y no pueden utilizarse sin el permiso del propietario legítimo de la fotografía. Por ejemplo, las fotos de una revista, de un libro, publicitarias, etc.
Siempre hay que pedir permiso para el uso de una fotografía que no sea tuya. Nunca imprima, publique, ni reproduzca una fotografía protegida por derechos de autor sin el permiso por escrito del fotógrafo. Incluso si recibe permiso verbal para utilizar una fotografía protegida por derechos de autor y/o sus archivos digitales, es crucial crear un acuerdo formal por escrito que especifique qué derechos de uso se han otorgado. Por ejemplo, un buen acuerdo de derechos de autor establecería que la fotografía se puede utilizar únicamente con fines no comerciales y no se puede modificar de ninguna manera. Esto lo protege tanto a usted como al fotógrafo, ya que establece expectativas claras para el uso de material protegido por derechos de autor.
Conviene recordar y sentar como punto de partida la siguiente afirmación: la fotografía, ya sea obra artística o mera fotografía, es un bien susceptible de apropiación, de tráfico económico y, por tanto, objeto de propiedad, aunque de una propiedad especial llamada “propiedad intelectual”, pero propiedad al fin y al cabo. En consecuencia, la esfera de poder dominical del propietario -es decir, del fotógrafo- debe ser respetada. La invasión de dicha esfera genera responsabilidad civil siempre que se esté amparado por alguno de los límites legales. De la misma manera que nadie puede utilizar la propiedad ajena sin permiso de su propietario, tampoco se puede utilizar una fotografía en una actividad dirigida a terceros sin permiso del fotógrafo.
Si un fotógrafo cree que alguien ha utilizado ilegalmente su foto sin permiso, entonces la única forma de emprender acciones legales es registrándola primero para la protección de derechos de autor. Si el trabajo de un fotógrafo no está registrado para la protección de derechos de autor, no puede presentar una demanda contra la persona que infringió su trabajo. Sin protección de derechos de autor, los fotógrafos no pueden emprender acciones legales en caso de que alguien utilice su trabajo sin permiso. Desafortunadamente, esto los deja vulnerables y desprotegidos contra el robo de su valioso material si no está protegido.
