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El Loco de la salina

Se acabó el veranito

Aunque es verdad que el mes ha volado con una rapidez que asusta, ya se han encargado los políticos de imprimirle lentitud.

El verano ha sido una santa medicina para estos cuerpos serranos que se va a comer Rajoy a través el IVA el día menos pensado. Todo lo bueno se hace corto. Aunque es verdad que el mes ha volado con una rapidez que asusta, ya se han encargado los políticos de imprimirle lentitud anunciando cada dos por tres ajustes, recortes y rescates que son como el pan nuestro de cada día. Y mira que son jartibles. En todo caso son dignos de admiración por su tenacidad, y es que nunca se cansan de darnos malas noticias y de echarles a los otros la culpa de todos los males que nos aquejan con el único objetivo de que los votemos y que estén ellos en lugar de los otros.  
Sin embargo septiembre tenía que llegar tarde o temprano, de modo que aquí estamos otra vez dispuestos a decir las pamplinas que ustedes sean capaces de aguantar. Yo me encuentro mejor, aunque, tal como están las cosas, no creo que me suelten ni que me hagan caso. A lo largo del verano han pasado muchas cosas. Se podrían destacar como asuntos estrellas y que han causado mayor estupor en el manicomio los siguientes:
1) La moda que se ha implantado de sacar los carritos de los supermercados por la misma cara y llenos hasta la bandera sin pagarlos como hasta ahora se venía haciendo. Está claro que así podemos ahorrar un montón sin tener que sacar la cartera que bastante castigada está ya. Después algunos dirán que el loco soy yo, pero hay que señalar que ni el mismo Carlos Marx sacaba los carritos en ese plan. Ni siquiera el Stalin de los mejores tiempos. Éste no se llevaba el carrito, se llevaba el supermercado entero.
2) La señora Merkel dice que nones, que se planta, que no quiere saber nada de soltar dineros…Cuando la veo con ese traje y ese peinado, pienso en el pobrecito del marido y en la vida tan alegre que llevará ese hombre junto a esa ilustre y poderosa mujer. Una angelita que los tiene bien puestos y que trae a Europa entera con la cabeza caliente. Y si Europa tiene la cabeza caliente, imagínense ustedes cómo la tendrá el marido que la tiene que ver y disfrutar diariamente. Aquí tienen ustedes la prueba evidente de que el dinero no da la felicidad.
3) El aterrizaje en Marte, si es verdad, es digno de admiración. Una cosa que me asombra es el interés por buscar agua tan lejos sabiendo que en martes ni te cases ni te embarques. A ver si aquello está habitable y se van unos cuantos para allá. Estos americanos son la reoca. No los puedo ver con tantas banderitas y tantas hamburguesas. Eso sí, tienen solamente el 8% de paro. Al menos eso es lo que nos venden. 
4) La tristeza de Cristiano Ronaldo. Aunque parece que ya se le ha pasado la tristeza que le acongojaba, convendría que no le volviera a suceder, no vaya a que coja una depresión el muchacho. Para ello, lo mejor es quererlo mucho y que se sienta querido por todo el mundo. Es lo mismo que les pasa a los payasos, que como no sientan el calor del público se vienen abajo. Pero los payasos no ganan lo que gana el Cristiano. 
5) El empate del San Fernando con el Cádiz. A los dos les viene bien. A los que fuimos a ver el partido nos vinieron mal dos cosas: pagar 20 euros por un asiento en tribuna (no estamos hablando de primera ni de segunda división) y habernos tenido que dedicar antes del partido a quitar como pudimos la cantidad de polvo que tenían los asientos esos que valían 20 euros cada uno. ¿No habría que haberle dado un manguerazo a más de uno?
Evidentemente han pasado muchas más cosas, pero la memoria no es mi fuerte. Un abrazo y que las cosas vayan a mejor, ya que a peor es muy difícil que vayan.

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