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El Puerto

No es incivismo, es mala gestión

Artículo de opinión de Francisco Beláustegui de Unión Portuense de El Puerto

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  • Francisco Belaustegui. -

“En lugar de hablar de lo que hemos limpiado, vamos a explicar que gran parte de los recursos del retén de hoy se han tenido que destinar a recoger basura fuera de los contenedores”. Así justifica el alcalde de El Puerto de Santa María, Germán Beardo, la falta de limpieza en nuestras calles. Pero no, señor alcalde, no cuela. No es la ciudadanía la responsable de que El Puerto no esté limpio. Es usted y su gobierno quienes llevan seis años gestionando los servicios de limpieza, o más bien lo contrario. 
Los trabajadores del servicio hacen lo que pueden con lo que tienen. No necesitan más fotos en redes sociales, sino medios Durante todo este tiempo, el contrato de limpieza ha estado prorrogado, en precario, sin adaptarse a las necesidades reales de una ciudad que crece, se transforma y necesita planificación. Cuando finalmente se ha puesto en marcha un nuevo contrato, mucho más ambicioso y con más recursos, no se ha previsto una transición ordenada ni un plan que garantice su eficacia inmediata. ¿De qué sirve un contrato millonario si los vecinos seguimos viendo cubas desbordadas, contenedores sin recoger y calles sucias?
Y finaliza con esta otra perla: “Esta falta de civismo impide que cumplamos con la agenda prevista y nos obliga a desviar esfuerzos que deberían estar mejor aprovechados. O nos concienciamos, o no avanzaremos nunca.” La publicación del alcalde parece más un intento de echar balones fuera que un ejercicio de responsabilidad política. ¿De verdad cree que la recogida puntual de algunos enseres mal depositados justifica la suciedad generalizada de una ciudad? ¿O será que los recursos no están bien organizados, que falta personal, maquinaria o supervisión? Porque una cosa es que haya comportamientos incívicos —que los hay—, y otra muy distinta es usar eso como excusa permanente para ocultar los errores de gestión.
Y ojo, que tampoco se puede hablar de éxito del punto limpio cuando el propio sistema pone trabas: límites absurdos por persona, por cantidad, o incluso por tipo de vehículo en el punto limpio. ¿Concienciar así? Imposible. La ciudadanía responde cuando se le ofrecen servicios eficientes, comprensibles y accesibles. No cuando se le culpa mientras se enfrenta a normativas ilógicas y a instalaciones obsoletas.
Los trabajadores del servicio hacen lo que pueden con lo que tienen. No necesitan más fotos en redes sociales, sino medios. No necesitan que se les culpe, sino que se les refuerce.
No. El Puerto no está sucio por sus vecinos. El Puerto está sucio por la falta de previsión, de rigor y de compromiso real con la limpieza y la sostenibilidad urbana. Y eso, señor Beardo, sí es su responsabilidad. 

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