El coordinador territorial de Greenpeace en Andalucía, Luis Berraquero, resume el informe Destrucción a toda costa 2025: Impactos del urbanismo y del cambio climático en el litoral, difundido la semana pasada, en solo seis palabras: “Tendremos mucho sol y menos playa”. El asunto es serio.
En el caso de la provincia de Cádiz, Berraquero advierte de que, parejo al incremento de la temperatura, los arenales de Valdelagrana, Levante, Victoria y La Cortadura perderán entre 18 y 22 metros por el incremento del nivel del mar y la erosión en 2025; el de las Redes hasta la Puntilla, del Chato a Sancti Petri, del Puerto hasta Castilnobo, de la Hierbabuena a la de Barbate, Valdevaqueros y Los Lances, entre 14 y 18. Pero, ojo, esto en un escenario moderado; las proyecciones más severas aumentan considerablemente el espacio que desaparecerá.
No es la única conclusión preocupante de la investigación. En el litoral andaluz, Greenpeace estima, además, que habrá un retroceso de la línea de costa de al menos 1,84 metros. Con un riesgo extremo (entre 15,86 m y 19,36 m), aparecen el litoral de Cádiz y de la Bahía de Cádiz, y con un riesgo muy alto (entre 12,35 m y 15,86 m), Chiclana, Conil, Barbate y Tarifa).
Finalmente, con mayor riesgo de inundación máxima permanente considerando el aumento medio del nivel del mar están Sanlúcar, El Puerto, Puerto Real y Chiclana, con riesgo extremo; y Cádiz y Barbate, con riesgo muy alto.
A todo ello, agrega Berraquero, hay que sumar los perjuicios medioambientales de una presión turística que no cesa con la promoción de proyectos de lujo. El portavoz de la organización señala los dos hoteles que prevé construir H10 con un total de 400 habitaciones y un edificio de 18 apartamentos frente a las playas de La Fontanilla y El Roqueo en Conil; las 740 viviendas y 1.360 plazas turísticas de LandCo en el entorno de la N-3409, tras la modificación del Plan Parcial Los Lances, en Tarifa; el camping de lujo a 300 metros de la costa de Altanea en el entorno de la playa de Bolonia, y otro de la misma empresa en la costa de la Grajuela, en Rota; y el complejo de lujo Costa Infinity, con dos urbanizaciones de más de 100 apartamentos y dos hoteles en Chipiona.
Soluciones naturales
Luis Berraquero sostiene que “renaturalizar la costa, regenerarla y protegerla” es la mejor receta para poner coto al incremento del nivel del mar.
“Existen soluciones en el ecosistema”, explica, “que debemos replicar, en lugar de optar por soluciones con la denominada infraestructura gris, el hormigón”.
Asimismo, advierte de las consecuencias de la presión urbanística y hotelera con las modificaciones legislativas en Andalucía y “mirar la realidad”, preocupante, “con muchas papeletas para que suframos catástrofes”, en lugar de “sumar récords de número de visitantes cada año”.
Además, considera preciso involucrar a todos los gobiernos, incluidos los locales, y actualizar los cartografía sobre el impacto de la erosión y el riesgo de inundaciones para afinar en las decisiones.