El río del olvido fue fiel a sí mismo. Los interrogantes abrieron demasiadas heridas que aún están por cicatrizar, por dilucidar más de dos años después. El Guadalete debe hablar y contar todo lo que las investigaciones no han sido capaces de aclarar. Tiempo ha tenido para que Fernando Cañas, el músico portuense fallecido ahogado en el río en septiembre de 2014, encuentre la verdad, la real, la definitiva.
Demasiadas cuestiones que deben ser contestadas más pronto que tarde, más necesarias y urgentes que nunca para dilucidar todo cuanto ocurrió aquel fatídico día lunes día 29.
Si ya de por sí la muerte de un joven conocido es lamentable y desgarradora, las incógnitas que sufrieron en torno, no hizo sino dar alas a las especulaciones, casi siempre gratuitas, desafortunadas e injustas.
Uno de los mejores percusionistas de toda la provincia de Cádiz, respetado y un amante como pocos de la música, nos dejó para siempre.
El vacío y el silencio se sigue imponiendo sin que se sepan los motivos de su fallecimiento. Con la autopsia ya en la mano, lo cierto es que con ella hay datos que deben ser cuestionados y desgranados para conocer a ciencia cierta los motivos del deceso.
Fernando se merece que su memoria entienda de los motivos de su adiós. Su familia, sus amigos, se lo merecen. Cerrar una etapa abierta de par en par más de dos años después es demasiado castigo y demasiado sufrimiento como para no querer saber qué ocurrió y por qué pasó. Fernando Cañas García, genuino, intenso, puro y vital busca ser recordado por todo lo bueno y magnífico que realizó. Su muerte debe y tiene que encontrar los motivos reales de su destino.
