Según fuentes consultadas por este periódico, el tiempo estimado para la superación de la infección es de entre diez y doce días. Hasta el momento no se ha detectado ningún caso nuevo de otro bebé prematuro infectado en la UCI Neonatal. El estado de salud de los pequeños es "favorable" y evolucionan según lo previsto por los especialistas.
Desde que el pasado 27 de noviembre se tuviera conocimiento del aislamiento en el Servicio de la UCI Neonatal de la bacteria en un pequeño ingresado se puso en marcha el protocolo de detección ya actuación ante estas situaciones. Se actúa realizando análisis para comprobar si se trata de un caso aislado. Además, se ha habilitado un módulo específico de aislamiento, con el fin de evitar la transmisión de la infección, atendido por personal específico. Se han potenciado además todas las medidas barreras, evitando que tanto niños como profesionales pasen de un box a otro, con el objetivo de impedir contactos directos o indirectos de personas portadoras con el resto.
Los recién nacidos que se ingresan en la UCI de Pediatría son bebés prematuros que presentan un alto riesgo de fallecimiento desde el momento de su nacimiento debido al bajo peso con el que nacen y las complicaciones que se suelen asociar a la inmadurez en su desarrollo.
La recuperación de estos bebés es independiente a la de los afectados por la bacteria, ya que en el caso de los prematuros el alta se les da cuando cogen el peso y grado de madurez de sus órganos recomendados. De hecho, la semana pasada se detectó este tipo de infección en dos prematuros que estaban ingresados en la UCI y que fallecieron aunque, a tenor de los estudios realizados, "no se puede establecer una relación causal entre la infección y el fallecimiento puesto que se trata en ambos casos de bebés extremadamente prematuros", de muy bajo peso, sometidos a técnicas invasivas de soporte vital y que fallecieron "debido a la inmadurez de múltiples órganos que presentaban".
Según han informado fuentes sanitarias, este tipo de bacteria existe en todos los hospitales como consecuencia de la frecuente utilización de antibióticos que favorecen la resistencia además de la manipulación intensiva (ventilación asistida, nutrición parenteral, canalización de vías centrales) de pacientes que son recién nacidos extremadamente prematuros y con peso inferior a 1.000 gramos.