La líder de las Damas de Blanco falleció el viernes tras siete días hospitalizada por una insuficiencia respiratoria y descompensación diabética.
La disidencia cubana dio este sábado su último adiós a la líder de las Damas de Blanco, Laura Pollán, fallecida el viernes, con elogios a su mantenido activismo pacífico en favor de los presos políticos de la isla.
Los restos de Pollán fueron incinerados este sábado de madrugada tras ser velados en una funeraria de La Habana a la que acudieron opositores, activistas de derechos humanos, compañeras de las Damas de Blanco y expresos políticos que realizaron guardias de honor ante el féretro cubierto con una bandera cubana.
Allegados de la disidente partieron este sábado con parte de sus cenizas a su localidad natal de Manzanillo (Granma, oriente) donde se repartirán entre el panteón familiar y, de acuerdo con la voluntad de la finada, en un campo de flores.
Este sábado, opositores cubanos expresaron su pesar por la muerte de Pollán y elogiaron su labor y su lucha pacífica en la causa por la libertad de los presos políticos en Cuba.
"Laura desafió al miedo de muchos, dio un signo de liberación sostenido en un ambiente donde el terror paraliza y domina a la mayoría", dijo a Efe Oswaldo Payá, del Movimiento Cristiano Liberación y galardonado en 2002 con el Premio Sájarov del Parlamento Europeo, distinción que las Damas de Blanco recibieron en 2005.
La "magnífica" labor de la disidente fue también resaltada por Óscar Elías Biscet, expreso político del Grupo de los 75, quien puso a Pollán como ejemplo del método de la lucha no violenta que se debe seguir contra las dictaduras, según dijo a Efe.
Manuel Cuesta Morúa, de la formación Arco Progresista, subrayó la entrega de Pollán por los derechos humanos y su lucha por "alcanzar una convivencia en paz" en la isla.
"Es muy triste que ella no alcance a ver la libertad por la que tanto luchó (...) pero ella se afinca en la trascendencia del país. El futuro siempre la recordará", agregó.
Laura Pollán murió el 14 de octubre a los 63 años de una parada cardiaca tras siete días hospitalizada en estado muy grave por una insuficiencia respiratoria y descompensación diabética.
La disidente había contraído un dengue tipo cuatro, una cepa no especialmente grave pero que se complicó con otro virus muy agresivo ("sincitial respiratorio"), cuadro al que se sumaba la diabetes que padecía.
A la espera de los resultados de la autopsia, algunos allegados expusieron este sábado dudas sobre las explicaciones que los médicos les dieron sobre la dolencia de Pollán durante su hospitalización.
En concreto, Berta Soler, portavoz de las Damas de Blanco y muy cercana a la fallecida, comentó que hubo cierta confusión sobre si tenía o no dengue y añadió que los resultados clínicos se demoraron más de lo previsto.
No obstante, aseguró que el tratamiento y atención que recibió Pollán en el hospital fue el adecuado.
Soler hizo estas declaraciones a periodistas en la casa habanera de Laura Pollán donde se abrió desde primera hora de la mañana un libro de condolencias.
Hasta allí acudieron con flores y coronas compañeras del grupo, opositores e incluso funcionarios de la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana.
La situación en la calle donde se ubica la casa de Pollán en el popular barrio de Centro Habana era de normalidad, sin presencia policial ni cortes de tráfico a diferencia de otras ocasiones marcadas por los hostigamiento de oficialistas contra las Damas de Blanco cuando se reunían en la casa de su líder para preparar alguna protesta pacífica.
Sin embargo, Elizardo Sánchez, portavoz de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN) afirmó que la Seguridad del Estado ha impedido con amenazas y algunas retenciones llegar hasta a La Habana a algunas Damas de Blanco y disidentes de otras provincias.
Pollán fue una de las fundadoras de las Damas de Blanco, un singular movimiento en la Cuba castrista que surgió para reclamar la libertad de los opositores del llamado "Grupo de los 75" encarcelados durante la ola represiva conocida como la "Primavera Negra" de 2003.
El Gobierno cubano considera a los disidentes y oposición interna contrarrevolucionarios y mercenarios pagados por Estados Unidos.