No lo sabremos hasta finales de agosto, cuando el verano empiece a encender la tarde con la lámpara y nuestro rincón de lectura de ese el toque acogedor y cómodo de la manta de cuadros. Será entonces cuando las librerías coloquen y no paren de reponer los ejemplares de esta novela de Woody Allen publicada por Alianza Editorial.
Este giro en su trabajo lo imaginamos como sus películas, ágil, dinámico, con el humor tan propio del cineasta, ocurrente, disparatado y hasta cierto punto surrealista, que concibe y disfraza de juego para ir desvelando el tema. Sabemos del carácter inquieto de Allen, quien además de cineasta es músico y escritor con obras publicadas, una de relatos y otra con sus memorias titulada A propósito de nada.
Ahora, con casi noventa años, da el salto a la novela con un ensayista judío como protagonista que descubre un secreto. Es lo que se cuenta en las columnas escritas, los podcast y por los lectores que andan pendientes de cuanto se publica en redes. Poco más se podrá saber hasta finales de agosto, porque al parecer el trabajo verá la luz el mismo día en distintos puntos. La noticia es propia del autor, de un personaje como Allen, porque más de uno se habrá preguntado en la falta que le hará meterse en esto. Respuestas hay tantas como seguidores, incondicionales y detractores tiene.
Para él ha llegado el momento y nada más. Los lectores, sin embargo, participaremos de una historia contada sin pantalla, siendo nosotros quienes pongamos caras a los personajes, colores a la escena, olores a los jardines y al aire de las calles, porque nos dejaremos enredar por el agobio vertiginoso de la trama que tirará de nosotros hasta el final.
Y al terminar la novelanos sentiremos como en sus películas, tan cansados como si hubiéramos participado en una carrera de fondo. Claro que para ello será necesario captar el tono narrativo y adatarlo a nuestra lengua, por lo que el trabajo del traductor, Manuel de la Fuente Soler, habrá sido tan apasionante como es habitual en esta labor, esto es, ir descubriendo un tesoroen las palabras para disfrute del lector. Lo más hermoso.
A tres meses de descubrir el secreto, nos intriga si el autor habrá inventado un nuevo Allen, si dará una vuelta a la tuerca de su talento y encenderá el foco único y particular que ilumine su creación de forma distinta a como nos tiene acostumbrados. Qué decisión habrá tomado, si habrá disfrutado el riesgo, si no habrá sido tanto, en fin, un montón de dudas que se nos aclararán a finales de agosto.