Las consecuencias del incremento del tráfico y consumo de sustancias adictiva en toda Huelva empieza a ser una preocupación latente, observándose un impacto profundo en la sociedad, especialmente en la juventud, siendo un perfil más vulnerable para los narcotraficantes, que se aprovechan de la imagen actual que tienen para condicionar a los más indefensos con miserables cuantías, introduciéndolos en esta red de portadores, ‘aguaores’ y ‘petaqueros’, etc. para sus intereses.
Este tipo de actividades delictivas está generando un entorno de inseguridad y violencia, en el que los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado en Huelva y provincia siguen siendo insuficientes para paliar el enorme impacto que está sufriendo la ciudad, sin que se observe una preocupación activa que implique un tratamiento de choque e integral que rompa con esta dinámica y ofrezca información más real, así como otras alternativas al tráfico de drogas.
La entrada constante de narcolanchas es cada vez mayor y frenar esta avalancha persistente es difícil de parar sin una verdadera coordinación y concienciación de todos los que conformamos esta sociedad, pero sobre todo, de aquellos que están al frente de los diferentes organismos gubernamentales.
Pero ya no sólo preocupa la entrada de drogas, también el cultivo de plantas de cannabis que se ha extendido de tal manera que puedes oler dicha sustancia (Skunk u olor a Zorrillo) en cualquier punto de la ciudad o de su provincia. Cierto es que las intervenciones son asiduas, pero tienen claro que las partidas económicas están muy por detrás de los traficantes, así como las penas judiciales impuestas, que son irrisorias. La seguridad de Huelva en este aspecto está muy por debajo de las necesidades actuales y hace tiempo que esta ciudad y su provincia necesitan un planteamiento serio, unificado y constructivo, en el que todos, de una u otra manera, estemos implicados.
Llevo años exponiendo este tema, observando cómo se mira para otro lado y esperando que el hijo o hija de alguien importante, sea tan relevante, que sea capaz de mirar de frente esta situación y no deje que esta ciudad la compren con dinero blanco, convirtiéndola en otro Campo de Gibraltar.