Consumatum est. El descenso a Segunda RFEF del Recreativo era algo previsible desde hace algún tiempo aunque siempre, desde el punto de vista matemático, había posibilidades de mantener la categoría pero que, sin embargo, la calidad de la plantilla no hacía presagiar a la afición que el equipo tomaría otro camino. Por tanto, un descenso anunciado que, sorprendentemente, no ha traído grandes reacciones por parte de los aficionados como sucedía en otras épocas. Y, recuerdo, uno de aquellos descensos tan habituales de los años 60 que la afición quedó tan enfadada que apodó a los jugadores con epítetos pocos agradables.
Quizás ahora los aficionados hayan cambiado y, en esta ocasión, tenían asumido desde hace tiempo lo inevitable. Por lo que, en esta ocasión, el equipo tuvo una triste despedida. No me refiero a pitos o broncas sino a la ausencia de aficionados en las gradas del Nuevo Colombino pese a que algunos quieran achacar este hecho a las primeras comuniones, bodas y romerías. Pero, en el hipotético caso, de que el Recreativo se hubiese jugado un ascenso el pasado domingo, habría miles de personas en los graderíos.
Ahora, los nuevos dirigentes que tiene la entidad albiazul, además de tratar de solventar los múltiples problemas que tiene la entidad, deben afrontar confeccionar una plantilla con garantías para la próxima temporada y que sea capaz de recuperar la categoría que esta temporada se ha perdido. Primero tiene que analizar quiénes les sirven de la actual plantilla y conocer los puestos a cubrir para, tras peinar adecuadamente el mercado, fichar a jugadores capacitados y, además, que estén en la órbita económica de las arcas recreativistas para evitar que, una vez más, se vuelva a las andadas de las deudas y demás circunstancias tan bien conocidas en la vieja Onuba.
Y, para ello, los mandamases del Recreativo deben elegir a los técnicos que consideren idóneos para la misión a encomendar. Hay que dejarse de nombres sonoros y rimbombantes que, después, no hacen nada importante. Gente preparada, seria, trabajadora y que se involucre en el proyecto. Una vez elegidos los técnicos, serán los encargados de proponer los fichajes y los dirigentes dar su aprobación. También ha de ser de gente preparada, trabajadora y que pronto se impregne del espíritu albiazul.
En esta labor, los aficionados deben permanecer al margen porque si cada uno de nosotros damos nombres podemos llenar varias guías telefónicas con jugadores, unos venidos a menos y otros desconocidos. Por eso, lo mejor es que sean los técnicos los que realicen esa labor técnica. Serán los que acierten o se equivoquen pero tienen por encima unas personas que les juzgarán y esas personas se juegan su dinero por lo que, por la cuenta que le tiene, tratarán de que todo vaya bien y, si puede ser, superior. Por tanto, a los aficionados hay que pedirles tranquilidad y dejar trabajar a aquellas personas que, profesionalmente, se dedican a esto y a los que se les presume un conocimiento del futbol y de la categoría.