La verdad es que me hubiese gustado disponer de alguno de esos muchos libros que conforman los primeros cursos de la Educación General Básica de antes y ahora, y es que la curiosidad me motiva para escribir este artículo con un libro singular en las manos escrito precisamente para niños y que visualizando y seleccionando temas relacionados con la enseñanza de nuestros días surge uno titulado ‘¿Qué es una Diputación?’. Me atrevo a afirmar que muchos onubenses sí conocen el edificio situado en la avenida de Martín Alonso Pinzón, o comúnmente llamada Gran Vía (¿). Lo dejo en el aire, por poner un ejemplo y justificar mis impresiones y puntos de vista sobre el particular, ya que en otra ocasión me he ocupado del tema poniendo en cuestión el grado de conocimiento de mis en lo que a geografía se refiere, incluso, si me aprietan, quiénes son nuestros vecinos alrededor de los cuatro puntos cardinales que configuran esta Huelva de nuestros amores, y hasta el extremo que en muchas ocasiones ni siquiera saben donde nacen y por donde discurren sus dos ríos principales (¿)…
Sí, y me atrevo a afirmar que hasta es posible que no exista un libro sobre la estructura y los diversos contenidos en lo que se refiere a comarcas y poblaciones de mayor y menor calado, ahora que precisamente se ha puesto de moda esa despoblación que lamentablemente puede borrar del mapa núcleos de población que a lo mejor ni siquiera tienen el rango o categoría de barriadas e incluso la forma de acceder bien por carretera, de lo que se encarga precisamente la Diputación Provincial después de esos 200 años que conforman la edición de ese libro al que me estoy refiriendo, o bien por el ferrocarril que nos acerca y nos une con, -¡ahí está el quid de la cuestión!- a pesar de que ahora mismo se trabaja para cambiar la madera por el hormigón en las traviesas, y, por lógica, sustituir esos raíles cuyo desgaste ya estaría a la vista para garantizar incluso más firmeza y seguridad sobre el balasto. A lo mejor hasta mejoran y/o modernizan estaciones y apeaderos y la señalización.
La Diputación Provincial de esta nueva etapa y que preside David Toscano Contreras está desarrollando precisamente una exhaustiva labor de reparación y conservación en esa red de carreteras que nos acercan a muchas de esas localidades por donde no parecen existir síntomas de vida y se desenvuelven a trancas y barrancas. De ello se han ocupado los medios a raíz de los temporales de este extraño invierno y gracias a, como podemos leer en ‘¿Qué es una Diputación?’, me permito subrayar el párrafo que dice: ¡Mira esa carretera! Todas las que veas con el mismo cartel amarillo pertenecen a la Red Provincial, que tiene más de 800 kilómetros. La Diputación -ojo al dato- se encarga de mantenerlas en buen estado, además de muchos caminos que, de otro modo, quedarían inútiles a causa de la lluvia o invadidos de hierbas. Así, mejorando las comunicaciones, mejora también las vidas de las gentes del lugar. Además, se presta apoyo a obras de todo tipo en nuestros pueblos: lo mismo restauran el acerado del paseo, que se construye el nuevo pabellón deportivo o se lleva a cabo la remodelación de la biblioteca municipal. De modo -todo hay que decirlo- que cada vez más personas deciden quedarse a vivir en su municipio… Y es que al pueblo no le falta un perejil, que diría quien a lo mejor llega por vez primera a cualquier núcleo de población.
El libro en cuestión lleva dos años en la biblioteca pública y me llamó poderosamente la atención porque con una población de estas características los responsables estatales y/o autonómicos deberían estudiar la implantación de un sistema o auspiciar un libro-guía en el que, por ejemplo, los alumnos y muchos ciudadanos en general tuvieran ocasión de saber que el río Odiel -ojo, que es emblema de la ciudad y punto de referencia de muchas otras localidades- y nos ilustra donde tiene su nacimiento. Sí, porque a estas alturas lo confunden con el Tinto, lo mismo que hace más de medio siglo la población se llegó a decantar por decir ¡vamos al Agromán! como si fuesen al edificio hospitalario, lamentablemente derribado no sabemos para qué y cuyo nombre era Hospital Manuel Lois García. ¡Ah! Y cuando ahora mismo pasan por el muelle-cargadero de mineral de la Riotinto Company se quedan tan panchos llamando a esta singular obra de ingeniería que nos legaron los ingleses para transportar el mineral procedente de Riotinto, como ahí está “el muelle del Tinto”. (Perdón, yo creo que faltan indicadores y alguna que otra campaña para sensibilizar a ese personal que parece no saber siquiera donde vive).
La historia de esta primera Diputación de Huelva fue realmente muy breve, y menos de un año después de su creación, en 1823, desapareció. El 16 de noviembre de 1835, se reinstauró la Diputación Provincial de Huelva hasta el día de hoy. Sí, todo aquello, en 1822, el Gobierno español decidió dividir su territorio en 52 provincias. Una era la de Huelva, y bueno es recordarlo para no caer en errores que se pueden evitar con publicaciones de este sencillo calibre al alcance de todos. Sí, “actualmente -sigo leyendo- una diputación como la de Huelva es un hervidero de ideas, proyectos y actividades muy diferentes. Al pasar por la calle veremos un edificio integrado en una gran avenida que por dentro está bullendo… (El 19 de mayo fue inaugurado un colegio en El Ensanche y tuvieron el desacierto de denominarlo igual que el cercano ‘Muelle del Tinto’. Todo un acierto, ¿no? Sí, eso…)