La Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, en el marco del plan de acción diseñado como respuesta al episodio de malos olores acaecido en la capital de Huelva el 12 de enero, ha colocado una serie de baterías de tubos pasivos en puntos estratégicos de la ciudad.
Unas herramientas de medición, según ha expuesto en una nota de prensa la delegada territorial de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente, Josefa González Bayo, con las que se podrá detectar la posible presencia de compuestos contaminantes en el aire en momentos puntuales.
La medida, en concreto, permitirá la toma de muestras para caracterizar las emisiones de los hipotéticos responsables de la contaminación y la disposición de una huella de las mismas para compararlas con las que se recojan, dado el caso, si se vuelve a producir un nuevo fenómeno similar al del 12 de enero.
El objetivo, según ha remarcado la responsable de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente en Huelva, es identificar determinados compuestos y comparar los resultados de estos análisis con los datos que ya se recogen de manera permanente desde la tupida red de estaciones desde la que se controlan, "diariamente, a cada instante", los niveles de los más importantes contaminantes atmosféricos.
En este punto, Josefa González Bayo ha recordado que en el área de influencia de la capital se reparten hasta 31 estaciones (21 de inmisión y diez de emisión colocadas en las propias fábricas). Entre todas suman un total de 371 sensores que permiten captar datos cada diez minutos. De este modo, la Red de la provincia de Huelva recopila un volumen de 53.424 datos diarios, lo que equivale a unos 19,5 millones de datos por año.
Éste es, a juicio de la delegada, sólo uno más de los elementos de la hoja de ruta puesta en marcha de aquel episodio de fuertes olores producido pese a que no se superaron los límites de contaminación permitidos por la legislación vigente, ni de dióxido de azufre (SO2), ni de dióxido de nitrógeno (NO2) ni el nivel medio diario de partículas. Una realidad ante la que los técnicos de la Delegación Territorial de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente achacaron "el ambiente de acidez que se respiró en Huelva, en buena medida, a la agregación de otros factores de carácter meteorológico".
De hecho, la alta humedad relativa del aire, las altas presiones, la baja velocidad del viento y la dirección del mismo con componente sur que se dieron sobre la ciudad entre las 18,00 y las 23,00 horas provocaron una situación atmosférica de estancamiento en la que la circulación y renovación del aire fue, prácticamente, inexistente. Esto derivó en que los agentes contaminantes presentes en la atmósfera quedaran atrapados, con unas posibilidades de recirculación o renovación muy lentas.
PLAN DE ACCIÓN
Junto a la colocación de los tubos pasivos, el plan de acción para la prevención de los malos olores contempla otras medidas como la realización de estudios estadísticos que permitan identificar en qué condiciones meteorológicas se suelen originar las llamadas al 112 o la coincidencia de los episodios de intrusión de polvo africano con las denuncias ciudadanas.
Además, contempla el examen de los datos analíticos de los que dispone la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio relacionados con las balsas de fosfoyesos y la determinación teórica de qué emisiones se producirían al someter las eflorescencias de los fosfoyesos a condiciones meteorológicas como las anteriores.
Igualmente, la hoja de ruta marcada apunta también, entre otras actuaciones, la instalación en la zona de los fosfoyesos de un dispositivo automático de toma de muestras de agua de lluvia o la caracterización de los niveles de emisión de fósforo, flúor y otros compuestos en procesos susceptibles de emitir estas sustancias, como los de fabricación de abonos complejos.