Parecía que la crisis deportiva se había acabado en la primera vuelta para el Recreativo de Huelva tras encadenar nueve jornadas seguidas sin ganar y sumando cuatro puntos de 27 pero de nuevo se vuelve a una situación complicada para el equipo y en especial para su entrenador, Alberto Monteagudo. El Decano, que hace varias semanas que dijo adiós a las posibilidades de luchar con los mejores del grupo por el ascenso de categoría, debe centrarse lo antes posible en conseguir los triunfos necesarios para sumar los 45 puntos que lo mantengan fuera de toda posibilidad de peligro y de descenso de categoría.
Y aunque todo indica que al igual que el Recre no luchará por el ascenso, tampoco parece probable que esté entre los peores de la categoría, no debe descuidarse y este domingo es una buena oportunidad para al menos cortar una mala trayectoria en casa y de camino volver a alejarse de la zona roja, de la que se encuentra cuatro puntos por encima. Y es que el Recre no gana en casa desde el pasado 14 de diciembre ante el Cádiz B y desde entonces sólo ha podido empatar ante Córdoba y Villarrobledo y perder frente al San Fernando, por lo que la paciencia de la afición comienza a acabarse.
Alberto Monteagudo, técnico albiazul, vuelve a estar en el punto de mira y aunque va a seguir teniendo margen para la dirección deportiva, una nueva derrota encenderá todas las alarmas en el club y se jugaría una final en Don Benito al siguiente fin de semana.
El Recre no puede permitirse el lujo de darle vida a un rival de la zona baja de la tabla como es el Mérida, que llega a Huelva en un momento ascendente de juego y de moral, ya que viene de sumar tres empates a cero ante Atlético Sanluqueño, Balompédica Linense y en casa del líder Marbella, lo que da muestra de que está empezando a ser competitivo en defensa y si mejora en defensa, comenzará a sumar de tres en tres y saldrá de la zona de descenso. El Decano debe obligar a que la reacción del Mérida, caso de que llegue, sea a partir de la siguiente jornada, ya que debe vencerle para alejarse de la zona roja y de camino tranquilizar los nervios en el equipo y en el entorno, para que la segunda vuelta no se convierta en una final tras otra para un equipo no configurado para luchar por abajo.