Este dispositivo, diseñado por el astrónomo del Observatorio Astronómico de Calar Alto (Almería) y presidente de la empresa tecnológica ITEC Astronómica, Jesús Aceituno, se basa en una lente de ojo de pez y en un conjunto de filtros y elementos electrónicos de alta sensibilidad que registran el impacto lumínico en la bóveda celeste en el periodo de tiempo requerido.
Este sistema, denominado Astmond y patentado por este astrónomo, es el primero en su género que cataloga la intensidad y características de la contaminación lumínica, ayudado de un complejo programa informático.
Tras su implantación en Doñana, el sistema Astmond se desplegará en otros recintos científicos y observatorios astronómicos españoles para el seguimiento de la calidad de la visión nocturna.
El director de la ICTS de Doñana, el investigador de la EBD Juan José Negro, ha destacado a Efe que la contaminación lumínica no sólo preocupa a los astrónomos, que han visto como en los últimos años han perdido la calidad de los cielos en los que trabajan, sino, también, de los naturalistas, a quienes les preocupa el impacto de la polución lumínica nocturna en el comportamiento de especies animales y vegetales.
“Nos preocupa muchísimo porque afecta a los animales y plantas, con efectos variados que se traducen en desorientaciones para aves marinas y tortugas, que se confunden con las luces, varían las direcciones que deben tomar, cambian sus comportamientos y, a veces, eso le produce la muerte”, destacó Negro.