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El G-7 tiende la mano al "sur global" para alejarlo de la órbita de Pekín y Moscú

La cita de Hiroshima a finales de semana contará con una de las mayores listas de invitados hasta la fecha para una reunión del Grupo de los Siete

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  • Hiroshima. -

Junto a los líderes del G7, Japón ha invitado a la cumbre de Hiroshima a los mandatarios de Brasil, la India o Indonesia, entre otros países del "sur global" con los que dice "compartir valores", y con el objetivo de ampliar el frente común ante Moscú y de alejarlos de la órbita de Pekín.

La cita de Hiroshima a finales de semana contará con una de las mayores listas de invitados hasta la fecha para una reunión del Grupo de los Siete (Alemania, Canadá, Francia, Italia, Japón, Estados Unidos y Reino Unido), ya que para esta ocasión incluye a más países emergentes y a otros socios con los que se están estrechando lazos, como Corea del Sur y Australia.



El primer ministro indio, Narendra Modi, acude a título de presidente de turno del G20, mientras que el presidente indonesio, Joko Widodo, lo hace al frente de la ASEAN. A ellos se suman también los mandatarios de Comoras y las Islas Cook, que presiden a su vez la Unión Africana y el Foro de Islas del Pacífico, así como de Vietnam.

Como es habitual en estas cumbres, la lista de participantes la completan representantes de la Unión Europea y de instituciones globales como Naciones Unidas o el Fondo Monetario Internacional.

INVOLUCRAR AL "SUR GLOBAL"

El principal objetivo de este formato extendido es "involucrar al sur global", reforzar la participación de países en vías de desarrollo y "mostrar que el G7 aporta también soluciones para los desafíos que les afectan", ha señalado Noriyuki Shikata, responsable político del Gabinete del primer ministro nipón, Fumio Kishida.

"Queremos que el G7 sea también un foro relevante para ellos", dijo en declaraciones a los medios Shikata, quien también subrayó que la presidencia nipona aspira a que de Hiroshima salgan "mensajes conjuntos más constructivos para la comunidad internacional".

La asistencia de tantos mandatarios culmina un frenético período de actividad diplomática del primer ministro nipón, así como de su ministro de Exteriores, Yoshimasa Hayashi, durante los últimos meses.

Entre ambos han recorrido un largo número de países de América Latina, Europa, África o Asia desde principios de año, siempre con la meta de acercar posturas con países afines y con otros con los que existen más diferencias, de cara a Hiroshima.

En todas estas visitas, los responsables nipones destacaron los lazos de Japón con países "que apoyan un orden internacional basado en valores universales como la libertad y la democracia" y "que rechazan los cambios unilaterales del 'statu quo' por la fuerza".

Este lenguaje es el habitualmente empleado por Tokio para condenar la invasión rusa de Ucrania y se espera que forme parte de la declaración conjunta de Hiroshima, al igual que la defensa de "un Indopacífico libre y abierto", otra de las prioridades de la diplomacia nipona, y "nombre en clave" de su estrategia para contener a China.

UN FRENTE ANTE RUSIA Y UN FRENO A CHINA

El G7 abordará con los países invitados sus medidas de presión a Rusia, y podría presionarlos para que se sumen a ellas o que al menos no faciliten vías de escape a Moscú, un tema que ha estado presente en las reuniones preparatorias de Exteriores y Finanzas del Grupo de los Siete.

Esto podría generar roces con India, país que mantiene una estrecha alianza con Moscú, uno de sus principales proveedores de material militar y a quien sigue comprando parte de su petróleo a pesar de las sanciones y otras medidas de presión internacionales.

Las discusiones en Hiroshima abarcarán también desafíos globales como el cambio climático y la seguridad energética y la alimentaria, que afectan especialmente a países en vías de desarrollo y del hemisferio sur, los cuales además se han visto duramente golpeados por las consecuencias económicas de la guerra de Ucrania.

Se espera que el G7 presente compromisos concretos para apoyar a estos países en materia climática, en inversiones en infraestructuras y ayudas al desarrollo, y en recuperación pospandemia y preparación contra futuras crisis sanitarias.

Todas estas medidas, así como las discusiones previstas sobre el problema de la deuda que afrontan numerosos países en vías de desarrollo, tienen también el objetivo último de contener la influencia creciente de Pekín sobre naciones emergentes.

Pero muchos expertos dudan de que el G7 logre acordar con tan diversos países un mensaje unificado tanto contra Rusia como ante China, ya que incluso entre los Siete existen divergencias sobre cómo lidiar con Pekín. 

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