Dice la canción de Carlos Gardel que 20 años no es nada, que febril la mirada, errante en las sombras, te busca y te nombra… Y dice bien porque Volver es un título que cada vez que se cumplen años se mira hacia atrás. Quizás para volver. Como Manuel Beltrán, usuario en el Centro de Día Virgen de la Capilla, que ha celebrado un centenario lleno de recuerdos y de amigos que lo recuerdan cada día. “Estar aquí no es algo que sea casualidad, porque yo nací a 10 metros de la calle Llana. Y aquí paso mis días, cerca del lugar que me trajo a la vida”, afirma un centenario jiennense que recuerda hasta el título que se sacó hace años de maestro de obra y que le llevó por toda la geografía jiennense.
Aficionado al fútbol, tiene casi los mismos años que su Real Jaén. Uno menos para ser más exactos, o casi. Un centenario que comparte recordando cómo en “el antiguo campo de Peñamefecit nos tratábamos de colar para ver el partido contra el Linares y nos corrían los guardias montados a caballo”, afirma Manuel Beltrán, para quien hay coletillas a su edad que no se pueden evitar, como esa de para que conste con la que quiere dar relevancia a un relato, como el dice, que es largo de contar. Quizás como toda una vida. Como esos 100 años donde ahora, de forma más pausada, rememora al recordar amistades que le traen ese aceite que quiere beberse a sorbos en los próximos días. Trago a trago, como la vida que ha pasado delante de él y que le trae a la memoria cómo Serafín Barranco: “Mi mejor amigo. Lo recuerdo todos los días. Su familia y sus hijos son testigos de lo que he sido y he hecho en la vida”.
Calle Castilla y alrededores fueron algunos de los lugares donde Manuel Beltrán puso su impronta, su sello y su trabajo. Un esfuerzo con el que ganarse la vida y tirar para delante que se decía y se dice todavía hoy, porque el pasado siempre es el presente que nos hace ser lo que somos hoy para afrontar un mañana. Quizás con las ganas de volver, pero no con la frente marchita y sí con la cabeza alta, al lado de la que era la casa de uno, la de Manuel Beltrán