Ignacio Liaño es periodista del ABC de Sevilla, un roteño cofrade nacido en 1994 y quien, como lo hiciera su padre Juan Antonio Liaño, pregonó la Semana Santa roteña a la edad de 29 años un 16 de marzo. Ignacio tuvo la inmensa responsabilidad de "cantar victoria" en el escenario del auditorio municipal 'Alcalde Felipe Benítez' presentado por su padre y por su abuelo, Manuel Liaño, quienes fueron pregoneros de la Semana Mayor de Rota.
¿Has vuelto a ver tu pregón?
Lo he vuelto a escuchar una vez, pero por una manía mía de periodista. Al final soy una persona muy académica al querer corregir mis propias cosas, entonces suelo leerme, escucharme... y lo hago de una forma bastante estricta. En este caso no lo hago para volver a sentir lo que sentí en ese pregón sino para ver en que pude mejorar y creo que podría haber controlado algunos detalles.
Por lo tanto lo volví a ver con carácter académico porque lo que sentí se quedó allí en el auditorio. Me quedo con el fondo, he dado varias exaltaciones previamente y entendía que este era diferente al ser el gran canto de nuestra Semana Santa. Además han coincidido varios factores: he conseguido la atención del público, la historia, la duración ha sido adecuado y, sobre todo, me quedo con el cariño de todos los roteños y de toda mi gente.
Hablando de sensaciones, y siguiendo un orden cronológico de lo sucedido, ¿cómo viviste la presentación de tu padre y de tu abuelo?
Me quedé sin palabras porque no me esperaba que fuese a terminar como lo acabó mi abuelo con ese remata a los octosílabos que mi padre iba narrando. Fue una maravilla. Además, se generó ese silencio casi poético que es una oda a la belleza en ese silencio que hizo mi abuelo para rematar con "tuya es la voz, pregonero".
Sabíamos que iba a salir bien porque ya había escuchado su discurso en el almuerzo de los pregoneros. Pero, después en el auditorio, vestido de chaqué, sabiendo que tiene al lado a mi padre que es el maestro de los maestros y teniendo al lado a su nieto, al final lo hizo de la mejor forma posible, dejando una estampa histórica desde mi punto de vista.
Mencionas el silencio y suele haber una cierta correlación con la soledad, ¿te sentiste solo ante la inmensidad del silencio?
Me sentí más solo a medida que lo escribía que cuando lo iba disertando. Al final te das cuenta que es mucho más aterrador el folio en blanco que un teatro en el que estás tú solo en el atril, pero en el que todos los asistentes esperas que cantes victoria. Ese fue mi alegato. Era mi única intención.
En el momento que sientes todo el cariño y fuerza sincera de muchísimas personas porque todos remaron para que ese canto se difundiera de la mejor forma posible. Era difícil no cantar victoria con tanto apoyo.
Hablemos de la esperanza que fue la piedra angular del pregón porque ante la facilidad de acogerse a la desesperanza hubo canto de victoria, ¿no?
Exactamente, así fue. Al principio yo lo que quería era que parte del pie de Jesús en la levantá a la que todos nos hemos agarrado de alguna forma porque creo que Jesús nos reúne a todos, entonces quería recoger una estampa que nunca se había hecho en ningún pregón que es contar la devoción exacta en el que alzamos el peso y somos elevados.
Además quería mencionar la esperanza porque yo creo que la esperanza es la que me llevó hasta allí. Y me disculpo con el Señor de Rota por no poder estar allí porque "voy buscando mi esperanza", al final son los motivos profesionales los que me hacen no poder disfrutar del Viernes Santo en mi pueblo. Tampoco pude evitar la mención a los días previos porque la esperanza es la espera, incluso antes de ver el palio ya estás viendo lo que es la esperanza. Luego como no podía ser de otra forma se lo dedico a la esperanza del Calvario.
Al hablar de la Semana Santa en términos generales seguiste el orden cronológico correspondiente, pero al profundizar en las cofradías introdujiste una especie de anarquía con saltos temporales. ¿Es esto una expresión del vendaval de emociones que se vive en la Semana Santa roteña?
Eso es. Además, pasa una cosa al seguir un orden cronológico y sigues una estructura al uso, cosa que es totalmente respetable, la gente sabe lo que viene a continuación. En el momento que cambias esa estructura, la gente no se espera que cuando comienzas a hablar de las tres Vírgenes que son parte del camino mariano antes haga ese viacrucis en el que, además reúno la novena, décima, duodécima y decimocuarta estación aunque no le haga referencia de forma explícita en el propio pregón, cuento como el Cristo de la Salud es el que apenca con nuestras miserias con la cruz.
Después está el Cristo del Amor, ya te digo cuento ese viacrucis que va desde la Caridad hasta la Parroquia del Carmen para después ir directamente a la ermita de San Roque, culminando en la Vera-Cruz. Sin olvidarme de ese gancho humorístico de Agapito de esa calavera para comparar un asunto muy serio y es que la muerte supera a la propia muerte. Y esa seriedad se resaltó con el uso de los sonetos a esas cuatro imágenes cristíferas. Por eso sabía que la métrica era totalmente diferente al camino mariano donde la alegría resalta pese al dolor, pensé que las décimas iban a lucir mucho más.
"El hombre es más libre en el umbral del dolor que a las puertas de la gloria", pasemos al dolor...
Quería hacerlo, siendo una parte tan difícil. Las notas que conté sobre los últimos días de mi madre son reales y estaban tan cual las escribí en su día. Es cierto que lo fui aparcando porque no es algo a lo que te quieras enfrentar de nuevo y dudé en si hacerlo público o no. Pero, tenía claro que esas décimas sobre el dolor tendrían que estar e incluso brindarme a la propia Virgen.
Y acudía a la simbología de la que fui bebiendo para representar que muchas personas ven en sus devociones a sus propias madres. También creo que lo que más ha llegado ha sido presentar a través del dolor a nuestra Virgen de los Dolores, siendo así de una forma más original.
¿Qué has tenido que descartar del bruto al Pregón definitivo?
Si te soy sincero tenía dos documentos: uno era 'Pregón' a secas y el otro era 'Tintero Pregón'. Es cierto que tenía un inicio diferente y otras partes menos alargadas. Creía que lo mejor era que la prosa no se extendiera demasiado e intenté confeccionar una noria de emociones. En el que al principio, en el que creo que engancho a los roteños con ese romance en ocho o nueve minutos, me escucharan verdaderamente lo que quería decir.
Después de elevar la voz, creo que el mensaje era como tenía que ser con esos pasajes de Nuestro Padre Jesús Cautivo, dedicado al padre de mi pareja que ella siempre ha sido crucera. Ese es el mensaje que yo quiero que cale para que después volvamos a llegar a la Gloria.
Como periodista, ¿cómo titularías el Pregón?
Creo que me quedaría con vuestro titular: "un corazón abierto entregado a la esperanza" porque creo que fue así. Fue tal cual. El corazón para hacer alusión al corazón apuñalado que tenemos nosotros cada Jueves Santo y acudiendo al principio cuando iba a Rota y le preguntaba a mi abuelo que esperaba del Pregón y él lo único que me decía que "estuviera a la altura del Jueves Santo".
Él sabía que ese es el día de nuestra familia, el jueves que hemos echado de menos, el jueves que hemos tenido los cierros cerrados porque era mi abuela quien se asomaba. Por ello el Pregón ha ido reuniendo emociones de muchos años y muchas ausencias que al final se ha volcado todo en un día en el que creo que muchas personas se han sentido identificadas con sus propias historias.
¿Qué tres palabras definirían el Pregón?
Las tengo bastante claras, las tres palabras serían: esperanza, nazareno y servita.