El guardameta de ElPozo mueve los dos pies de la línea antes del impacto al balón por parte del jugador del Jaén Paraíso Interior
Es posible que a ElPozo le debieran alguna explicación de aquella tanda de penaltis en el Olivo Arena que lo dejó sin final en la Copa de España que se disputó en Jaén. Pero no era el equipo amarillo el que debía pagar por ello. Y mucho menos como lo hizo. Para hablar de esta historia hay que irse al final. Tan determinante como esos siete segundos del final del partido que fueron eternos e injustos con el empate. Pero mucho más lo fue el arbitraje para con el equipo de Dani Rodíguez. Lo de la tanda de penaltis es para que el estamento arbitral le pegue un vistazo somero y detallado. Si un portero tiene que pisar la línea, al menos con un pie, la línea de gol antes de que el jugador rival dispare a portería. En el disparo de Dani Zurdo, Edu saltó estilo portero de balonmano y desvió la trayectoria de la pelota para salvar a su equipo de la eliminación. El disparo debió repetirse, pero los árbitros no le dedicaron el mismo tiempo que al posible penalti de Taborda y a la falta a favor de ElPozo que le costó al Jaén Paraíso Interior la disputa de una nueva final contra el Barcelona como había merecido durante el tiempo reglamentario.
Y es que los amarillos se traen la cabeza alta por el nivelazo que dieron en los dos partidos, pero el corazón partido porque tuvieron en la mano el pase a la final y se les escapó entre los dedos después de levantar dos marcadores en contra para hacerse acreedor a una nueva final que le escamotearon en sus narices. Y está bien lo de regresar con la cabeza alta, pero no con los bolsillos vacíos porque Jaén Paraíso Interior pagó, y de qué manera una falta de visión de los árbitros hasta en la tanda de penaltis que ve hasta un ciego. Incluso en el último disparo que ya supuso la derrota final. Ese en el que también se elevan los pies de la línea. Injusta derrota e injusta eliminación, pero como los jiennenses no protestan pues se les puede herir más aún.