Se pasa por la cabeza que es el momento propicio para que el Jaén Paraíso Interior de un golpe en la mesa. Se pasa porque puede hacerlo para igualar la eliminatoria contra ElPozo Murcia en casa y dejar para el lunes 10 de junio la posibilidad de acceder a la final por el título por segunda temporada consecutiva. Y se pasa, quizás más que nunca, una posibilidad de pelear por levantar el trofeo que este año se ha merecido en una final en la que no estará el Barcelona de por medio. Y, de paso, ganar significaría entrar en Europa.
Los pensamientos muchas veces son así, pero suponen también una motivación extra para vaciarse en una pista que va contar con la fidelidad habitual de una afición que le va a dar a los amarillos la medicina necesaria para no sucumbir ante un rival que ha sido esta temporada un auténtico hueso. Está esa espina clavada de la pasada Copa de España aún por sacarse del corazón, pero no hay un mejor momento que el actual para afrontar un partido en el que los de Dani Rodríguez saben que el Olivo Arena les lleva en volandas en mitad de una feria chica donde la alegría de tener una última bala por llegar a la final puede provocar otra marea amarilla hasta Murcia de esas que son espectaculares.
Diría Luis Aragonés su frase de ganar, ganar y volver a ganar por aquello de que es lo que necesita el Jaén Paraíso Interior, pero también se refería a su frase de que las finales están para ganarlas y no para jugarlas. Quizás el compromiso ante ElPozo sea hasta una final porque ya no hay margen para el error después de haberlo agotado en Murcia el pasado 4 de junio. Una final de alta tensión contra un contrincante que quiere reverdecer laureles del pasado.
La gasolina en los depósitos parece que empieza a estar algo más que limitada, pero Jaén Paraíso Interior se recarga en casa siempre que juega. Es complicado sacarle a los amarillos de sitio en su 40x20 y saben que está en juego algo más que el segundo punto de una eliminatoria que habrá que sufrir de lo lindo ante un equipo como el murciano que está en un momento dulce. Pero ese dulzor puede paladearse mejor con un buen AOVE de la primera prensa en frío y que el azúcar se lo pongan los jugadores amarillos para hacer aquella papocha que merendábamos de niños para zamparse a su hueso y verdugo de esta campaña.