Ese es el título que la hinchada más longeva del Real Jaén puso en sus redes sociales al cumplir la mayoría de edad como colectivo. Hay varias cosas de la historia de Orgullo Lagarto que no conocen algunos de sus socios, así que vamos a sacar los colores. En julio de 2006 el Real Jaén andaba huérfano de hinchas que animasen, viajasen e hiciesen labores de jugador número 12. Hubo cuatro socios del club capitalino que llegaron al acuerdo de convocar una reunión por el extinto foro no oficial del Real Jaén para crear el “Frente Orgullo Lagarto” que más tarde perdería parte de su denominación para pasar a ser, solamente, Orgullo Lagarto.
Si bien no fui uno de los cuatro padres iniciales del proyecto, sí fui socio fundador de este colectivo, ya que no dudé en pagar la primera cuota de acceso en aquella primera y calurosa reunión en el conocido “Parque de los Teletubbies”. Orgullo Lagarto se concibió desde el primer momento como algo más allá que una hinchada de animación. Durante los años que me mantuve activo en Fondo Sur de La Victoria y también en la actualidad, puedo asegurar que pertenecer a Orgullo Lagarto es una escuela de vida. Una escuela en la que chavales amantes del Real Jaén aprendimos y aprenden valores como la amistad, lealtad, coherencia, compañerismo,respeto, constancia o la resiliencia.
No voy a negar que en muchas ocasiones se nos ha acusado a los incondicionales blancos de ser radicales por algunos de nuestros actos públicos. Y sí, he de confesar que, al menos durante los años que fui miembro activo de Orgullo Lagarto, fuimos bastante radicales. Precisamente nos radicalizamos en esos valores que nombro anteriormente. Tan radicales llegamos a ser, que con pocas jornadas futbolísticas de vida a nuestras espaldas, por lealtad y compañerismo no dudamos en expulsar a uno de los miembros fundadores cuyas intenciones, personales y egoístas, se mostraban por encima del colectivo e incluso del propio Real Jaén, que no deja de ser el centro y motor de Orgullo Lagarto.
Por eso puedo asegurar que siempre hemos sido radicales en poner primero los intereses del Real Jaén, luego los del propio grupo y, finalmente, los individuales. ¿Se imaginan ustedes a los políticos de nuestra amada ciudad y provincia siendo igual de radicales poniendo por encima a nuestra tierra y juegos a sus partidos y sus egos?
Ahora, aunque retirado de la grada, pero manteniendo un cariño y respeto enorme a los que siguen la llama que un día se encendió en aquel fondo sur, no puedo más que darles las gracias por haber transformado este humilde colectivo en uno mucho mejor que el que yo conocí, pero sin haber perdido ni una pizca de ese amor al Real Jaén y a Jaén mientras mantienen sanos y fuertes los valores que tanto costaron construir hace casi dos décadas.
18 años, un pasado de historia y un futuro de gloria. ¡Hala Jaén!