Durante los meses de verano se multiplican las actividades al aire libre que se realizan con menores, y es muy frecuente que se produzcan picaduras de insectos y de otros animales, que
no suelen causar problemas graves, pero pueden ser muy molestas.
En cualquier caso,
"es imprescindible vigilar y comprobar que el niño tenga un buen estado general y no presente dificultad para respirar ni para tragar, ni inflamación de la cara o la boca" ya que
"habría que acudir a Urgencias si se produce alguno de estos casos", según ha destacado la doctora Ana María Sanchiz, pediatra del Centro Médico Quirónsalud Jaén, que cuenta con el Hospital Quirónsalud Córdoba como espacio hospitalario de referencia para garantizar la continuidad asistencial en caso de ser necesario.
La doctora Sanchiz ha explicado que
los menores están más expuestos a las picaduras por las propias características de la infancia (más curiosidad), y ha recordado que "en menores de seis meses no es recomendable usar repelentes de insectos, a partir de esa edad pueden utilizarse aquellos que están formulados de forma específica para niños".
Las picaduras más frecuentes son las causadas por
mosquitos, avispas, y también medusas y pez araña en las playas, ha señalado la doctora. Para reducir las molestias, se pueden poner en práctica algunos consejos según el tipo de picadura.
En el caso de los mosquitos, lo más característico es la aparición de una picadura acompañada de inflamación que suele molestar de manera intensa, así que
"hay que evitar que el niño se rasque pues puede dañarse la piel y producirse una sobreinfección". Es recomendable lavar con agua y jabón la zona, aplicar frío local y observar que no haya un área muy roja o caliente alrededor, ni costra amarillenta y pus. En ese caso, habría que acudir al pediatra, pues "sería necesario un tratamiento antibiótico".
En el caso de una
picadura de avispa, que produce una inflamación importante acompañada de dolor y picor de varias horas de duración, hay que lavar la zona con agua y jabón y aplicar calor local, e incluso se podría administrar al niño un analgésico como paracetamol o ibuprofeno.
Cuando pica una medusa, se produce un dolor y picor intensos junto con lesiones lineales que corresponden a los tentáculos del animal, que deben lavarse con agua salada o suero fisiológico, pero nunca usar agua dulce. Además, hay que retirar los tentáculos con una pinza, pudiendo aplicarse frío y emplear algún analgésico o antihistamínico para reducir las molestias.
Las picaduras de pez araña también son frecuentes en verano, se trata de un pez que vive en el fondo marino y suele encontrarse enterrado en la arena, por lo que son habituales las picaduras en la orilla del mar en los pies.
Cuando pican se produce u dolor intenso junto con inflamación y sensación de hormigueo
"ante lo que hay que introducir la zona del cuerpo afectada en agua muy caliente (el calor reduce el veneno), limpiar y desinfectar la herida y retirar la espina clavada", ha resaltado la doctora Sanchiz.