La ciudad de Jaén está siendo testigo de fines de semana en los que las cofradías jiennenses son grandes protagonistas. Jaén ha vivido un mes de septiembre intenso en el aspecto cofrade, al igual que también lo será el inicio de este mes de octubre que ya se roza con los dedos.
Este sábado fue la Divina Pastora de Almas la que iluminó la capital con su rostro al encontrarse con los numerosos jiennenses que se echaron a las calles para acompañar a los hermanos pastoreños en su gran día. Esa fue la tónica general de esta procesión: el inmenso número de cofrades que se acumulaba en las aceras del centro de la ciudad durante cada rincón del recorrido.
Pasadas las 19:30 horas de este sábado, el paso de la Divina Pastora atravesó la puerta renacentista de la Basílica Menor de San Ildefonso. Lo hizo para subir por una calle Hurtado abarrotada de cofrades, antes de encontrarse cara a cara con la parte posterior de la Catedral de Jaén. Es un tramo del recorrido siempre especial, en el que coincidieron muchos vecinos y vecinas de la ciudad que también participaban en otras actividades previstas este sábado. Tras su paso por la calle Bernabé Soriano, la cofradía regresó a su barrio de San Ildefonso, donde vivió los instantes más especiales. Uno de ellos es el paso por la calle Bernardas, tras superar el convento, cerca de la Alameda de Capuchinos. Allí, una lluvia de pétalos cayó sobre la Virgen, dejando imágenes espectaculares y emocionantes para los cofrades que acompañaban a la Divina Pastora de Almas.
La recogida también siempre es especial, donde ya no importa el tiempo; siendo el momento ideal para recrearse en casa chicotá o revirá, mientras sones de la Banda de la Esperanza de Córdoba ayudaban a crear un ambiente único.
Así lo vivieron los hermanos de la Divina Pastora, una cofradía que vive un momento dulce en los últimos años gracias al trabajo realizado por sus juntas de gobierno, que no han temido la adaptación a los nuevos tiempos, que tanto asusta a otras cofradías de la ciudad.
