Preguntaba el que fuera hermano mayor de la Amargura, Ángel Contreras, a este que escribe estas líneas, por cómo iba a expresar en el programa ‘Luz de Pasión’, de 7TV Jaén’, todo lo sucedido este sábado en las calles de la ciudad. Realmente, no tuve respuesta a esa pregunta, y es que
lo vivido este 5 de octubre en Jaén no puede expresarse con palabras, párrafos y ni tan siquiera, con imágenes. Los sentimientos que se agolparon en los corazones de los jiennenses durante la
salida procesional extraordinaria de la Virgen de la Amargura fueron indescriptibles para los propios hermanos, así como para el resto de cofrades que acompañaron a la Reina de la Amargura durante un extenso recorrido.
Muy puntual,
a las 15:10 horas, se abrieron las puertas de la parroquia de El Salvador. Ambiente de Lunes Santo en Jaén, con el sol presente para presenciar cómo la Virgen de la Amargura descendía por la rampa para saludar a la Sociedad Filarmónica de Jaén, antes de emprender el camino hasta la Santa Iglesia Catedral. Así discurrió el cortejo por el Paseo de la Estación, esquivando obstáculos y los raíles del tranvía. Un duro camino que se extendía hasta Roldán y Marín, antes de adentrarse en el barrio de San Ildefonso.
Cada vez eran más las personas que se agolpaban frente al palio de la Virgen de la Amargura, el cual parecía otro con el estreno de la bambalina delantera, de la que todos los asistentes hablaban. Una vez en el barrio de San Ildefonso,
la Virgen de los Toreros acudió al encuentro de la Virgen de la Capilla, y es que las puertas de la Basílica Menor se abrieron para que la Amargura saludara y fuera recibida por miembros de las cofradías, cuya sede canónica es San Ildefonso.
Tras ello, la Filarmónica interpretó el pasodoble
Churumbelerías, regalando al público una
estampa jaenera en su totalidad. Con elegancia los costaleros avanzaron hasta la calle Hurtado, por la que era imposible caminar con facilidad, teniendo en cuenta el numeroso número de cofrades que miraban el rostro de la Virgen de la Amargura. Sería ya la tónica general hasta el final de esta procesión, la cual tuvo esa mencionada parada en la Catedral de Jaén, para celebrar la
Misa Pontifical. Sobre las 19 horas, el palio de la Amargura rebasó la Puerta del Perdón, dejando una estampa única e histórica que caló en el corazón de los cofrades de la hermandad.
Regreso a casa
Se atrasó la salida desde la Catedral de la Asunción, ya que la hermandad debió esperar al paso de la Hermandad de la Expiración por la calle Maestra y Campanas, que celebraba el Rosario Vespertino de María Santísima de las Siete Palabras. Mientras tanto,
no cabía un alfiler en la plaza de Santa María y alrededores; nadie quería perderse este instante histórico. Un día en el que también estuvo presente la Agrupación Musical ‘Jesús Despojado’, que abrió cortejo en el regreso a la parroquia de El Salvador.
Uno de los momentos más especiales fue la
salida desde la Catedral, así como el paso por calle Maestra. Los costaleros apenas podían caminar al son de los acordes de la Filarmónica, debido al caudaloso río de cofrades que se hallaba a las plantas de la Amargura. No obstante, eso no fue impedimento a la hora de ver lluvia de pétalos sobre la Virgen, gesto de amor que se repitió en diferentes puntos del recorrido, tales como en Bernabé Soriano, a la altura de Óptica Amate, donde
los jiennenses interpretaron el Himno a Jaén, como en el Lunes Santo de 2023.
Unas dos horas de retraso acumuló la hermandad en su regreso a casa. Paso lento y elegante para devolver a la Virgen de la Amargura a su parroquia, donde esperaba el Señor de la Pasión. Con la madrugada avisando a los relojes de los allí presentes, la Virgen se adentró en su barrio, donde
tuvimos la oportunidad de escuchar sevillanas y marchas de corte clásico. Igualmente, la Agrupación Musical ‘Jesús Despojado’ regaló a la Virgen y a los allí presentes un popurrí de marchas. Un momento espectacular, previo al regreso al templo, que se vivió a las 3 horas de la madrugada. A esa hora, la penumbra del interior del templo abrazó a la Amargura Soberana que ya descansa allí, hasta un nuevo Lunes Santo.