El juicio por el asesinato del sacristán de Alcalá la Real, Francisco José Zúñiga, ya tiene fallo: el detenido, un hombre de nacionalidad rumana nacido en 1988, ha sido declarado culpable por el jurado popular. El Ministerio Fiscal pide 20 años de cárcel y otros 20 años de inhabilitación especial y una indemnización de 40.000 euros al hermano de la víctima, que perdió la vida el 26 de febrero de 2021 a la edad de 53 años tras recibir varios puñaladas a los pies del templo en el que era voluntario tras una discusión con el detenido, que pedía dinero en la zona. La defensa del acusado solicitó su ingreso en un centro psiquiátrico de por vida. El caso queda visto para sentencia.
El atacante tuvo ayer la ocasión de decir las últimas palabras y ha declinado esbozar cualquier argumento a su favor. Lo único que ha señaló es que sentía los hechos. El veredicto fue leído en torno a las 20:00 horas.
Por la tarde declararon agentes de la Guardia Civil y los forenses, que refrendaron la violencia descrita por testigos presenciales el día de la tragedia, a los pies de la Iglesia de Consolación. Las pantallas han mostrado un contenido "muy fuerte" y el propio acusado ha dirigido la mirada a hacia las imágenes reproducidas.
Los forenses han concluido que mató "a sangre fría" sin mostrar "ni arrepentimiento ni empatía". Las puñaladas fueron "seguidas" y en varias partes del cuerpo, desde la cabeza hasta el vientre. "Salí del bar para matarlo, porque me echó de la Iglesia", ha reconocido el autor del crimen en el juicio.
Según recoge el relato del Ministerio Público, el sacristán sufrió un "shock hemorrágico-hipovolémico" como consecuencia de "las múltiples heridas ocasionadas por los repetidos y violentos navajazos".
Un alcalaíno muy querido
Francisco José Zúñiga se ganó el corazón de los alcalaínos gracias a su labor altruista en el templo que compaginaba con otra tarea en una zona de aparcamiento azul. Tenía acreditada una discapacidad del 37%. Quienes lo conocen el tesón que le ponía a cualquier objetivo.
"Paco era como un niño, de lo mejor que teníamos en Alcalá la Real", señaló un vecino a un día después del asesinato. Cientos de vecinos lo despidieron en una misa a la que también acudió Amadeo Rodríguez, entonces obispo de Jaén. El condenado también contaba con antecedentes por heridas graves con arma blancas a otra persona en Córdoba en el año 2019.