Ganar, ganar y volver a ganar. Esa era una de las expresiones más populares de uno de los iconos del fútbol español como Luis Aragonés. Otra hacía referencia a que de los subcampeones nadie se acuerda o nadie los recuerda. Eso es lo que está imprimiendo y calcando el Real Jaén esta temporada. No solo en los tres últimos partidos, sino desde que comenzó la temporada. Un arte para saber sufrir y un juego que va más allá de lo práctico. No ha cambiando demasiado aquello de las sensaciones porque en casa del penúltimo de la clasificación, el equipo blanco se trajo tres valiosísimo puntos, pero con esa especie de resquemor de que falta algo más para no sufrir tanto como también lo hizo en la Ciudad Deportiva de Los Ángeles en Almería.
El Real Jaén tiene, sin lugar a dudas, la plantilla más bonita y esa que otros muchos desearían vestir con sus colores. Pero solo con lo bello no se come. Incluso, poniendo todo el corazón que pone este equipo parece que sea suficiente para tener un partido algo placentero. Las sensaciones son las que son y Manolo Herrero parece que trabaja más en ese sentido porque el aspecto táctico, técnico y de apuesta parece tan claro como con Peragón en el banquillo. Hay matices en esta nueva etapa tan importantes como la participación de esos jugadores llamados suplentes que están dándole al equipo una imagen que no tenía antes el equipo porque fundamentalmente no tenían minutos. Caso concreto el de ayer con Sergio Fernández y una nueva titularidad para Juan Cámara. Dos elementos que le dieron al equipo equilibrio para medirse a un rival necesitadísimo de puntos y que solo planteó un juego directo y de pelotazo para tratar de hacer sufrir al Real Jaén. Cámara y Migue García eran los más destacados en el aspecto ofensivo. Atrevidos los dos y valientes, quizás esa sensación sea de mucho peso para abordar el resto de una temporada donde el equipo de Herrero se va a topar con autobuses a modos de defensa en sus rivales. Ahí destacaron Mauro, que en el juego por alto va siempre de forma excepcional, y el sempiterno Óscar Lozano al que con un chutazo tuvo que provocar que el meta rival interviniera con mucho mérito. El Real Jaén tenía sus opciones y neutralizaba a un rival que casi solo estaba más pendiente de la labor defensiva que otra cosa. Pero ahí llegó el tanto de Espín. En un minuto de los llamados psicológicos aprovechó un centro de Lozano y envió a la red el balón en un remate inverosímil pero que adelantaba al Real Jaén justo antes de irse al descanso.
La reanudación pintaba diferente. Los locales se veían obligados a poner sobre ese césped artificial o lo que fuera, otro estilo y otro juego para tratar de neutralizar la ventaja del Real Jaén. La lesión de Migue García obligaba a cambiar a Herrero a uno de sus efectivos con más mordiente y hacía que el Poli Almería se comenzara a creer que podía empatar ante un rival con un presupuesto, que según fuentes cercanas al club rozará al final de temporada el millón y medio de euros. Juanjo tuvo el empate cuando se plantó ante Javi Sánchez en un contragolpe, pero el guardameta del Real Jaén atajó, como casi siempre, un balón que podría haberle hecho daño a los blancos, ayer de verde. Se estiró el equipo de Herrero que salía en cuanto podía para tratar de buscar en la contra la portería rival. Lozano también se topó en un disparo con Manu bien colocado anulando el peligro y la posibilidad de conseguir el gol de la tranquilidad para un Real Jaén que lo intentó con Curro, jugando más adelantado, y Sergio Fernández. El disparo del lateral volvía a provocar el lucimiento del meta local para que su equipo se sintiera con la tranquilidad de que en el tiempo extra podrían lograr el empate. Y lo tuvieron en un balón largo con el que dos jugadores locales se encontraron en posición legal para plantarse ante la Javi Sánchez, pero la figura de este guardameta es tan alargada que con dos paradas, como si fueran dos goles suyos, le daba al Real Jaén tres puntos para seguir en la pomada de cazar al Atlético Malagueño y ser campeón, aunque para eso todavía queda mucha tela que cortar, muchas cosas que corregir y muchos defectos que pulir.
