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Tambucho y Emparrillao

Las casas de los almadraberos (II)

Lanzo mi petición para que esa calle, donde ella nació, vivió y murió, lleve el nombre de Presentación Gandiaga

Publicado: 16/02/2025 ·
13:13
· Actualizado: 16/02/2025 · 13:14
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  • Monedas acuñadas por el Consorcio. -
Autor

Manuel Varo Pérez “Ica”

Autor que cantara a su pueblo por carnavales y escribiera parte de su historia en Barbate Información, Trafalgar Información y Viva Barbate

Tambucho y Emparrillao

Narrador empedernido de un paraíso llamado Barbate, donde la naturaleza se distingue por su belleza

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Ya dejaba bastante claro en mi anterior artículo el deseo de que, en el derrumbe de las casas de los almadraberos, se reconociera lo que representaba la ocupación de estas viviendas por familias que llegaban de los pueblos de Huelva, su integración y participación en lo que acontecía en Barbate, hasta convertirse en uno más de nosotros.

Aprovecho para pedir a los constructores de las casas de los almadraberos una edificación acorde a estas historias, y a los encargados de rotular las esquinas, que otorguen a Presentación Gandiaga el privilegio que ella merece"

Conversando con Antonio Malia Gandiaga, hijo de Antonio el 'Chorvi' y sobrino de Presenta, recordaba cómo en otras ocasiones manifesté que la calle ancha –como la llamaban los almadraberos cuando, por su lejanía, decían "voy al pueblo"–, donde ella nació, jugó y correteó, fue también el escenario donde, ya de mayor, promocionó nuestro pueblo entre aquellas familias de Isla Cristina (la Higuerita), Ayamonte, Lepe o Cartaya. Hizo de embajadora en un intercambio cultural que fortaleció los lazos entre Barbate y estos lugares. Por ello, considero que, en vez de ruina, lo que hoy se rotula como Consorcio debería llevar el nombre de Presentación Gandiaga.

Al margen de los variopintos colores políticos y ciñéndonos a la poca historia que nos queda, habría que explicarles a los más jóvenes el grado de implicación de muchos barbateños y barbateñas. Quizás no se haya presentado ninguna petición oficial para que esta mujer, que tanto se preocupó por estrechar lazos culturales con esos pueblos de Huelva –de la misma forma en que ahora se hace con pueblos de Marruecos–, reciba este reconocimiento. Es por ello que me atrevo, desde mi humilde opinión, a manifestarlo. Seguro que muchos olvidadizos pensarán como yo.


Así que, a través de este periódico, lanzo mi petición para que esa calle, donde ella nació, vivió y murió, lleve el nombre de Presentación Gandiaga, en honor a la labor que realizó durante tantos años en aquel lugar conocido como el Bar Abelardo.

Volviendo a las Casas de los almadraberos y aquel economato exclusivo para los trabajadores del Consorcio, Antonio Malia (hijo del Chorvi) me mostró una foto con seis monedas acuñadas por el Consorcio. Monedas que me recordaban la época de fenicios y romanos. Por una de sus caras indicaban su valor y, por la otra, las siglas C.N.A. (Consorcio Nacional Almadrabero). Al parecer, servían como trueque para que los almadraberos retiraran víveres del economato. Una curiosidad que me indujo a realizar la segunda parte de esta historia, que deja claro el paternalismo y la ayuda que prestaba el Consorcio a sus trabajadores y a las familias que se desplazaban para ocupar estas casas durante seis meses.

Ya expliqué que la noche de San Juan tiene su origen en estas comunidades, pero, además, algunos de sus habitantes eran verdaderos personajes. En carnavales, un tal Horacio –que ejercía de maestro en el Zapal– se prestaba a disfrazarse con los hermanos Oliva, Manolito Aragón, Maestro Herrera... El conocido como la Ovejita sacaba chascarrillos y trabalenguas y subía al pueblo –como ellos decían– para regresar con la tajá, guiado por el sonido del pito de la chanca.

Emilio, el betunero, consumado falangista, cada 18 de julio realizaba su jornada de limpia vestido de falangista –pero solo limpiaba a los ricos–, pues los pobres casi todos llevaban alpargatas. Los Consumidos eran diteros que se disfrazaban por carnavales. Una murga cantaba:

"¡Ay, Emilio, dame un trajecito
que estoy encuero y descalcito!
¡Yo te doy lo que tú quieras
que a mí no me da cuidao,
pero quiero que me pagues
lo del oscuro pasao!"

Aprovecho para pedir a los constructores de las casas de los almadraberos una edificación acorde a estas historias, y a los encargados de rotular las esquinas, que otorguen a Presentación Gandiaga el privilegio que ella merece.

 

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