El tiempo en: Jaén
Publicidad Ai
Publicidad Ai

El cementerio de los ingleses

Reducción al absurdo

Si el debate es ideológico, no faltará quien diga que ahora se tilda de facha a todo aquel que no piense como la izquierda

Publicado: 16/02/2025 ·
14:42
· Actualizado: 16/02/2025 · 14:42
Publicidad AiPublicidad AiPublicidad AiPublicidad AiPublicidad Ai
Autor

John Sullivan

John Sullivan es escritor, nacido en San Fernando. Debuta en 2021 con su primer libro, ‘Nombres de Mujer’

El cementerio de los ingleses

El autor mira a la realidad de frente para comprenderla y proponer un debate moderado

VISITAR BLOG

Era el curso escolar 96/97. Yo cursaba el tercer curso del BUP y tenía una nueva asignatura que estudiaba por primera vez: Filosofía. Y ahí estaba el bueno de Don Luis Flores, un profesor dotado de una gran profundidad académica a la par que de los que podríamos llamar humor didáctico. Es cierto que me partía de risa en clase con las salidas que tenía el docente, pero además así era más fácil recordar lo que enseñaba en clase. Ahí, mientras nos enseñaba un método filosófico que consistía en una suerte de matemáticas con premisas para llegar a una conclusión, conocí por primera vez la expresión Reducción al absurdo.

Hoy día, la reducción al aburdo se utiliza en un contexto que dista abismalmente de esa Principia matematica de Bertrand Russell. Se utiliza más bien como método para invalidar el argumento de un interlocutor con el que estamos debatiendo; dicho de otra manera, es la forma de ejecutar la falacia del hombre de paja, que consiste en llevar al extremo o a la parodia lo que nos acaban de decir para tratar de desacreditarlo.

Así, por ejemplo, si hablamos del juicio a Luis Rubiales por el beso forzado a la futbolista y campeona del mundo Jenni Hermoso, alguien habrá que nos diga que ya no se puede ni dar un beso. El argumento se reduce al absurdo: no es lo que se pretende decir si estamos del lado de la jugadora y se deja el matiz del consentimiento y de la posición jerárquica de ambas partes, que suma a la presunta agresión sexual el posible abuso de poder.


Si el debate es ideológico, no faltará quien diga que ahora se tilda de facha a todo aquel que no piense como la izquierda. Eso es llevar al extremo, reduciendo al absurdo, la suma de varias premisas: entre otras, el hecho de tener un partido de derechas fundados por antiguos ministros del dictador Franco o tener una formación cuyo programa ideológico se mueve en el marco teórico del fascismo. También es cierto que es más fácil practicar esta reducción al absurdo que informarse sobre quiénes fundaron Alianza Popular (más tarde Partido Popular) o estudiarse los marcos teóricos de las diferentes corrientes ideológicas para saber si la etiqueta que tendemos a poner a unos y otros tiene algún fundamento.

Aquí entramos en otro componente que ha popularizado la falacia del hombre de paja. Parece que nos dé cosilla quedarnos callados ante un enunciado concreto o reconocer que no sabemos gran cosa de la materia que se esté debatiendo. Sin embargo, nos da menos vergüenza abrir la boca y demostrarlo. Como decía Luis Flores, el profesor al que mencionaba al principio de estas líneas, Sócrates solía decir que admitir la ignorancia abría la puerta a la sabiduría. Si admites tu desconocimiento, estarás dispuesto a aprender. Si crees saber, no te molestarás en hacerlo. Sólo quien es consciente de que un vaso está vacío irá a llenarlo. Todo eso se recoge en el célebre “sólo sé que no sé nada”. Como ven, es mucho más que un juego de palabras. Sin embargo, es más cómodo reducir al absurdo y creer cualquier cosa, sea cierta o no.

A veces, la reducción al absurdo nos lleva al efecto inverso: ampliar al absurdo. Ocurre cuando la postura resultante de esa falacia que queramos creer sirve de base para teorías y afirmaciones contrastadas por absolutamente nadie pero que son fáciles de asimilar para una importante masa de personas. Las teorías de la conspiración son un buen ejemplo de ello. Aunque parezca cosa baladí, lo cierto es que la cuestión es de un calado trágico: ahí tienen a un loco conspiranoico presidiendo el país más poderoso del mundo. Eso sí que va a ser reducir el mundo al absurdo.

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN