En horario taurino jugaba el Real Jaén. Una hora antes para ser más exactos que la corrida que estaba programada en el coso de La Alameda. Alguno debió pensar que un día como este, donde se ponga una corrida, que se quite el fútbol. Quizás por aquello de que la distancia con el Malagueño invita más a ver otro tipo de festejo y colaborar con los damnificados por la Dana de Valencia. Si, además, el rival del Real Jaén era uno de los equipos de la zona baja y que podría poner poca oposición los toros era un recurso para pasar una tarde de domingo donde , con esa raza hasta el baloncesto y el derbi de la ciudad entre Jaén Paraíso Interior y Jaén CB era más apetecible y permitía hasta hacer la digestión de la pertinente comida dominguera.
No se equivocaban los que cambiaron de asiento para prescindir del fútbol en los primeros 20 minutos porque el partido no tuvo gran cosa. Empezó El Ejido llegando primero, pero luego fue el Real Jaén el que se hizo con el dominio absoluto del partido después de que Laurent se sacara un chutazo que repelió Javi Sánchez. No pasaba nada que destacar en un juego donde los visitantes se defendían y se prodigaban poco en ataque, pero ahí salió Bipe en un ataque por la banda derecha y tras regatear a Curro se la dejó a Alonso para fusilar en el minuto 23 y abrir el marcador ante la cara de incredulidad de los aficionados blancos. Típico ya el jarro de agua fría el que le caía al Real Jaén y que viene a ser la tónica habitual de la temporada, obligando a una remontada más durante la temporada para no distanciarse más del líder, que parece o da la sensación de estar en otra galaxia donde el cohete blanco no llega y no parece que vaya a llegar con un juego tan insulso.
La sensación de cornada que había sufrido el Real Jaén es como cuando sientes eso de que estás haciendo algo bien, que luchar por sacar la cabeza contra viento y marea y te piden que te marches sin dar un portazo a otro lado. Pero ahí es donde está la garra de un equipo que pese a jugar por impulsos tiene a jugadores como Óscar Lozano. Esa raza del motrileño llevó el empate rozando la media hora del partido y ahí los lagartos se sintieron más valientes y llevaron inmediatamente después más peligro forzando al rival a seguir metido atrás, en tablas que se diría en el argot taurino y mostrando aún capacidad para dar alguna voltereta a los de Herrero.
El Real Jaén hasta se gustó en alguna jugada como la que inició Mauro con pase a Curro que ganaba la banda y se la ponía al pie a Agus Alonso, que sin oposición la mandaba a las nubes cuando lo más sencillo era ponerla en la red cuando corría el minuto 33. Poco después, una mano dentro del área que no discutieron los locales le costó un penalti al Real Jaén. Ojo que en los penaltis los blancos no andaban finos en sus últimas ejecuciones de Adri y Óscar Lozano. Mario Martos agarró la puso en el punto de penalti, disparó y Godino rechazó el balón, pero lo dejó franco para que el media punta remachara a puerta vacía y le diera la vuelta al marcador por enésima vez, quedando diez minutos para el final del primer tiempo.
Las tablas ya no le valían a los ejidenses así que tenían que cambiar de plan. Adelantaron las líneas, pero el Real Jaén seguía en posesión de la pelota y claro dominador del juego. Mauro era el principal engranaje en el centro del campo donde Awusi tenía dificultades para ofrecer su mejor versión en un partido donde la actividad en ataque de Mario Martos sirve para decir que está de vuelta y en perfecto estado para lo que resta de temporada. Pero el Polideportivo El Ejido no se quería dar por vencido y en dos saques de esquina llevó la inquietud a la portería de Javi Sánchez aunque en el contragolpe de la última el árbitro se tragó un penalti a Mario Martos después de una internada de Migue García con cambio de orientación a Lozano, que mató la pelota estilo Zidane y se la puso al capitán que cuando armó la pierna caía derribado y empujado por un defensa local. El árbitro miró hacia el fondo norte por lo menos. O al túnel de vestuarios para abrigarse quizás tras una primera gélida en lo que respecta a la temperatura y caliente por los goles, pero un calor tan suave como si pusieras un calefactor de 10 euros en mitad de la Antártida.
En la reanudación ya se había producido el paseíllo en La Alameda y el salto inicial en La Salobreja. El Real Jaén salió buscando más profundidad con la salida de Juan Cámara y con una actitud en la que buscar la verticalidad era fundamental para cerrar el partido. Así llegó el 3-1 de Migue García tras una internada de Curro que le puso la pelota al de Huelma para que fusilara y pusiera un ápice de tranquilidad en un equipo que necesita victorias con contundencia para autoconvencerse de verdad y convencer a sus aficionados de que si, que se puede aún ascender de forma directa.
El dominio con la ventaja que tenía en el marcador el equipo de Herrero era mucho más que total salvo alguna ocasión aislada de los visitantes que quemaban sus opciones y no se metían en el partido con el gol que necesitaban. El Real Jaén, con ventaja, jugaba hasta cómodo. No sufría el equipo local que buscaba más goles para festejar con los que eligieron vivir el partido y aplaudieron las jugadas de los suyos que habían mejorado mucho respecto al primer tiempo. Marcó hasta el mejor del partido. Mauro dio mucho más que tranquilidad al hacer el cuarto de cabeza y dejar finiquitado el partido y la enésima remontada para terminar un partido sin angustia ni ansiedad.
La manita, que era lo que le faltaba al Real Jaén la firmó Juanma Porro tras un saque de odespedir un partido que tuvo los nervios del golpe que sufrió el equipo jiennense en el minuto 23, pero que se levantó para demostrar que por el lado directo o el play off, con el Real Jaén hay que contar, porque hay garra y hay necesidad para seguir en la brecha y lograr el ascenso al final del curso, ya sea en las notas finales o en la recuperación de la fase de ascenso. Mientras tanto, aún quedan por delante once jornadas o 33 puntos para mantener vivo el sueño que la raza lagarta tiene en cada uno de sus sueños.
