Antes incluso de que internet llegara a nuestras vidas, ya vivíamos con el estrés, las prisas y las situaciones límites (que no lo eran) a la orden del día. La llegada de la red de redes; su inmediata implicación a los sistemas de trabajo; la conexión permanente a la misma, porque sin ella casi que no sabemos hacer nada; la implantación en las gestiones cotidianas; la condena de llevarlo casi todo en el teléfono móvil o, incluso, en el reloj, ha hecho de nosotros unos dependientes de lo digital, de lo que no nos podemos separar ya sea por trabajo o incluso por ocio: restaurantes cerca de tu ubicación, valoraciones de otros clientes para decidir sobre un hotel; compra de entradas; transportes… Un sinfín de acciones que si bien nos facilitan la vida, también crean y engordan esa dependencia que todos tenemos de internet. Como colofón a todo esto, el teletrabajo viene a unirnos en triste matrimonio con nuestra ocupación laboral, a no ser que tengas lo suficientemente clara cuál es tu hora de comenzar y tu hora de acabar, antes de pasar a ser un esclavo de la ocupación que te da de comer.
Hay que desconectar, por mucho trabajo que nos cueste. Por muy huérfano que nos veamos sin el sonido del teléfono o del reloj; por muy alejados que estemos del portátil o de la tablet. Pero volver a tener una vida más sencilla, en beneficio de -sobre todo- nuestra salud mental.
Si quieren desconectar de verdad, me permito sugerirles que se vayan, al menos un fin de semana, a un hermoso pueblo de la Sierra Norte de Sevilla: Cazalla de la Sierra. He pasado muy buenos momentos allí, seguro que porque he tenido unos excelentes anfitriones que han hecho de cicerones cada vez que he aterrizado por aquellos lares. Esta población, a tan solo un puñado de kilómetros de Sevilla, te ofrece de todo. Y por supuesto, desconexión.
Parece mentira que una localidad como esta, con una población de más de 4500 habitantes, se encuentre desde hace más de un mes con pérdida de cobertura en amplios periodos del día, que se suman por horas. No solo en el acceso a internet, sino en algo tan simple como las llamadas de teléfono. Rescato esta información de la facilitada hace unos días por Canal Sul Televisión: en Cazalla de la Sierra el déficit de cobertura óptima y regular provoca serios (y graves) problemas a los cazallenses, no solo por estar alejados de banalidades de la red, sino por otros asuntos de más calado como es el teletrabajo, el pago con tarjeta de crédito en los comercios o sacar dinero en un cajero, o la imposibilidad de que, en la farmacia, consulten y te dispensen tu tratamiento médico. Idéntico caso sucede con la teleasistencia, en una población con una edad considerable.
¿Quién es el culpable? Pues creo que Telefónica, para los que simplemente somos un número, una empresa que lo último que hace es pensar en las personas y en su día a día. La compañía ha obtenido un beneficio neto ajustado de 2.034 millones en 2024, un 2,8% inferior al del ejercicio precedente, pero por encima de los 1.800 millones calculados por los analistas. Si algo de estos beneficios se dedicara a pensar más en los demás, otro gallo nos cantaría a todos.
A pesar de esto, no dejen de visitar Cazalla de la Sierra. Les encantará. Y habrán desconectado (seguro) al menos unas horas al día.
