La iglesia de San Miguel de Jaén ya ofrecía sus servicios en el siglo XV y, posteriormente, en el XVI, se amplió, bajo diseño de Andrés de Valdelvira, según el descubrimiento del archivero municipal, Alejandro Romero, tras la transcripción del libro de fábrica con información entre 1554 y 1594, donde se recoge un pago de 22 reales a al arquitecto renacentista.
Del templo, ubicado en el barrio de La Magdalena, quedan algunos restos así como su portada, trasladada al antiguo patio interior del museo provincial.
La limpieza del solar de esta iglesia es un hecho perentorio y esa mañana, el abuelo Lucas, junto a un grupo de personas, se dispusieron a colaborar en esa magna iniciativa. El arqueólogo municipal organiza por cuadrantes a los voluntarios y el octogenario le correspondió en uno de los rincones más apartados, junto a los restos de un muro, que aún se mantenía en pie. A los pocos minutos de su intervención, un diminuto hueco le llamó atención. Sigilosamente, se acercó, con prudencia. No llevaba encima su móvil para utilizar la linterna, se lo dejó en casa porque estaba descargado. Introduce su mano derecha con parsimonia. Tienta algo de madera, no consigue desencajarlo. Decide que su mano izquierda le acompañe. Con las dos extremidades consigue levantar un pequeño baúl, embadurnado en tierra. Busca con su mirada al responsable de los trabajos. No había nadie. ¿Dónde estaban?. Desempolva el cofre. Una pestaña era el único obstáculo para fisgonear su contenido. Vuelve a mirar a su alrededor. Se mantiene solo en esta aventura. Toca suavemente el resalte y con mucha delicadeza levanta la tapa y se deslumbra con su contenido. Escucha un ruido. Atisba una figura extraña. Abrazo el arcón y ordena a sus extremidades inferiores que busquen la salida. La silueta se aproxima. No responde a las insinuaciones de Lucas que, acorde a su edad, acelera el paso. La penumbra también aligera. Mientras tanto, las nubes de algodón contemplan el momento.
El abuelo Lucas, en su huida, tropieza con un tablón, cae al suelo, se abre el baúl, se desparraman las alhajas y en el fondo una especie de pergamino. Una inesperada mano accede al cofre y… suena el reloj despertador en el
dormitorio de Lucas…
¿Había sido un sueño? o más bien, ¿una pesadilla?.No, no, será una ilusión… El verdadero tesoro de la iglesia de San Miguel es el propio templo.
-Voy a desayunar tranquilamente.