No es una gran capital de provincia, lo que no le da un importante reflejo mediático, pero los vecinos de El Coronil, un municipio jornalero de Sevilla de unos 5.000 habitantes, conviven ya con más de cuarenta toneladas de basura en sus calles por una huelga en la recogida que cumple hoy quince días.
Con una importante tradición jornalera, El Coronil, que estuvo gobernado durante varias legislaturas por el CUT-BAI, el ala más dura dentro de IU, se enfrenta ahora, con un gobierno socialista, a una huelga de basura indefinida convocada por el Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT), cuyo portavoz es quien fuera su alcalde durante diez años, Diego Cañamero.
El trasfondo parece ser político entre dos partidos, PSOE e IU, que sí se entienden a nivel regional en el Gobierno de la Junta, aunque la oficialidad de la huelga es la paralización de una bolsa de trabajo para un puesto de peón de recogida, de la que formaban parte unas quinientas personas que se rotaban en turnos de 15 días.
Se trata de sólo 18.000 euros anuales en un presupuesto municipal de varios millones lo que costaría acabar con esta huelga, el sueldo de ese peón de recogida durante un año, según dice el SAT, aunque el alcalde, Jerónimo Guerrero, asegura que se ve con las manos atadas por el decreto estatal que impide hacer contrataciones nuevas, además de que la situación económica del Ayuntamiento no ayuda.
Y mientras las acusaciones cruzadas de "intereses políticos" entre ambas partes se suceden, las montañas de basura crecen en el pueblo, con el peligro para la salud que conlleva. Quizás por ello el Defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo, haya aceptado mediar en el asunto tras la petición que le hizo el SAT.
El Ayuntamiento suspira por la declaración de la alerta sanitaria, que posibilitaría que servicios externos recogieran la basura, mientras que Cañamero se mantiene firme en que la huelga continuará "un mes, dos meses o cuatro meses", e incluso va más allá, ya que si interviene el ejército, la retomarán "al día siguiente" hasta que se restablezca la bolsa.
Jornaleros recogiendo la basura en las guarderías, residencias, institutos, colegios y centros de salud, mientras los piquetes se presentan a diario a las puertas de la nave de los camiones de basura para "informarles" de la situación, esa es la imagen que presenta El Coronil, un "paripé" del SAT a ojos del alcalde.
Los servicios mínimos también suponen un conflicto, la Junta estipuló que se recogiera la basura en días alternos, mientras que el SAT cree que debe ser a diario en las zonas citadas anteriormente. El resultado, acusaciones mutuas de no cumplirlos que termina con los cinco trabajadores del servicio de brazos cruzados.
Sin duda los más perjudicados son unos ciudadanos que a diario deben desplazarse a zonas determinadas para depositar su basura sin que el olor y el riesgo para la salud llegue a la puerta de sus casas. Allí dejan sus bolsas, en las montañas de basura.
Además, ambas partes se rifan su apoyo. El alcalde asegura que, según sus sondeos, el 90 por ciento de los vecinos rechaza la huelga "salvaje", mientras que Cañamero reivindica que "ni un solo vecino" no ha hecho lo que le han dicho desde el sindicato.
"Es una huelga justa y necesaria para reponer la justicia", dice Cañamero. "El SAT busca castigar al pueblo después del revés en las elecciones", replica el alcalde. Mientras tanto, la basura se amontona a la espera de una alerta sanitaria.