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Jaén

Uno entre los más grandes

El cartel, la organización y el enclave hacen que Imágina Funk pueda ya ser considerado como uno de los grandes festivales (ya lo era de funk) y que sea inscrito en la historia de la música de España, como ya sucedió con Etnosur

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  • Lou Donaldson -

La sexta edición de Imágina Funk ha hecho que el festival, más allá de consolidarse, merezca estar ya entre los grandes de España por la calidad de los artistas invitados, por la cuidada organización y por su enclave idílico. Con la presión anual que supone poner en marcha un evento de este tipo sin que nadie pueda tacharlo de conservador y poco arriesgado, los fieles de Imágina Funk fueron recibidos con una taquilla poco común, un autobús de dos plantas rojo y por una de las iniciativas más valientes y originales de cuantas se han ideado como campaña de márketing a lo largo y ancho del país: la mula Marisol que recorre los cinco festivales de ‘Jaén en julio’ de la mano de Alejandro Pérez y su radio.


Con esos mimbres, sólo cabía esperar que el magnífico elenco de artistas que actuaron desde el jueves hasta el sábado en el corazón de Sierra Mágina no defraudara al público. No fue así. Al menos, no debió de serlo para todo aquel que aún tenga un mínimo de sensibilidad musical. Lo de Lou Donaldson  y su cuarteto rozó la perfección. El de Carolina del Norte, uno de los mejores saxofonistas del mundo y el último representante vivo del mítico sello ‘Blue Note’, estremeció a seguidores y profanos. Practicamente impedido sobre el escenario a sus 87 años, con la voz rota por el tiempo, intacto el sentido de la improvisación que lo ha encumbrado durante décadas como una de los grandes del jazz, Donaldson, transmite aún (para quien quiera verlo) la esencia viva de los clubes de sudeste americano. Tras sus minimalismo motriz, su corazón late con más fuerza que los cientos de músicos que ensombrecen los escenarios de medio mundo. Lo dijo el director de Imágina Funk, Juan Ramóm Canovaca; que era la cita más importante que había tenido el festival. Y lo fue. El resto estuvo a la altura. Ahora, sólo queda que la falta de oferta hotelera no provoque la estampida de público y del mismo festival a otras latitudes y que, como ocurre en la mayoría de grandes festivales, los indeseables a los que poco les importa la música y sólo acuden a estos eventos para destruir las pocas neuronas que les quedan con sus excesos, se queden en sus casas escuchando los grandes éxitos de ‘Junco’ y embriagándose de estupidez.

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