José Antonio Griñán, que ha anunciado hoy que abandonará la Presidencia andaluza a finales de agosto, ha consumado con su marcha cuatro años "exprés", de vértigo en el PSOE-A y el Gobierno andaluz, que han pasado de Chaves a Griñán y de Griñán y Susana Díaz, que será la primera presidenta autonómica.
Motivos personales, políticos, de renovación generacional o tal vez la instrucción del caso de los ERE fraudulentos. Toda esta amalgama han pululado en torno a la marcha de Griñán que llegó a la Junta inesperada y precipitadamente y se marcha deprisa, con los rumores apuntando al adelanto electoral en Andalucía.
Defensor a ultranza de la igualdad de género y de la capacidad de las mujeres para la gestión privada y pública, Griñán abandona el cargo para situar con unas primarias, también exprés, a Susana Díaz en el cargo, la primera mujer presidenta en Andalucía y también la primera en una comunidad autónoma socialista.
"No estaré entre bambalinas", ha asegurado recientemente el todavía presidente andaluz, quien ha desvelado no deja la política y que mantendrá sus cargos de presidente federal y secretario general de los socialistas andaluces.
Presidente de Andalucía desde el 22 de abril de 2009, Griñán accedió al cargo tras la dimisión de Manuel Chaves, y casi tres años después (marzo 2012) los electores dieron por primera vez la victoria al PP, aunque sin mayoría absoluta, por lo que ha seguido gobernando gracias a un pacto inédito con IU.
Griñán, el cargo institucional de más relevancia con que cuenta el Partido Socialista en España, ha manejado los tiempos políticos imprimiendo su sello personal, lo que ha desconcertado en no pocas ocasiones a sus propios compañeros, como cuando decidió convocar en solitario las últimas elecciones andaluzas.
Amante de la ópera y el cine y lector empedernido, sus rivales le achacan cierta pedantería y los más cercanos alaban su solidez intelectual.
Un año después de que Chaves le pasara el "testigo" en la Junta, Griñán le relevó también como secretario general del PSOE-A y, desde febrero de 2012, ocupa el cargo de presidente federal del partido.
Ambos ocuparon además la cartera de Trabajo, primero nuevamente Chaves -entre 1986 y 1989- y, entre 1993 y 1996, Griñán.
Profesor del Derecho del Trabajo, como Chaves, su primer cargo fue el de viceconsejero de Trabajo de la Junta en 1982, aunque su carrera política se consolidó con la llegada de su antecesor a la Presidencia de la Junta en 1990, cuando le nombró consejero de Salud y, sobre todo, a partir de 1994 cuando regresó a la política andaluza como consejero de Economía, cargo que ocupó hasta acceder a la Presidencia de la Junta.
Pero Chaves y Griñán se distanciaron sólo unos meses después de que éste alcanzara la Presidencia de la Junta, cuando quiso acabar con la bicefalia y asumir también la secretaría general del PSOE andaluz, lo que obligó a convocar un congreso extraordinario, que en marzo de 2010 puso fin a dieciséis años de liderazgo de Chaves.
La "vieja guardia" del PSOE andaluz quedó relegada y se abrió una nueva etapa en la que Griñán, alejado hasta entonces de la vida orgánica de partido, depositó su confianza en un equipo joven que, transcurrido el tiempo, tiene como cabezas más visibles a Mario Jiménez en el partido y Susana Díaz en el Gobierno.
En el último Congreso Federal del PSOE, en febrero de 2012, Griñán, apostó por Carme Chacón frente a Alfredo Pérez Rubalcaba, lo que le convirtió, según algunas interpretaciones, en el "perdedor" del cónclave.
Pero las heridas se restañaron y el PSOE andaluz, con Griñán a la cabeza, cerraron inmediatamente filas en torno a Pérez Rubalcaba, que le nombró presidente del partido y, actualmente, la federación andaluza es la que tiene más peso dentro de la organización.
Con 67 años recién cumplidos, Griñán ha decidido no repetir como candidato y comunicarlo en un momento que ha considerado "muy bueno" pese a que faltan casi tres años para las elecciones autonómicas y que el caso de los ERE fraudulentos de la Junta sigue avanzado en los tribunales.