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Jueves 25/04/2024  

Jaén

“La revolución de los Aoves es imparable”

Aceites Melgarejo, precursor de los aceites de cosecha temprana, y Aceite Capricho del Fraile, simbolizan la apuesta por la calidad

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  • Muñoz y Melgarejo -

Cuenta el empresario Blas Melgarejo que hace casi veinte años los mayores de su pueblo, Pegalajar, se escandalizaban cuando los veían recolectar su aceituna a finales de octubre o principios de noviembre. “Están locos, la aceituna está verde y amarga”, les murmuraban. Sin embargo, dos décadas después la familia Melgarejo no solo ha logrado vencer las reticencias de sus paisanos sino que se han convertido en una referencia en los aceites de oliva de alta gama. Precursores de la recolección de la cosecha temprana en la provincia, los hermanos Pedro y Blas Melgarejo (que pertenecen a la quinta generación de olivareros de su familia) tuvieron muy claro desde el principio que era necesario dar un salto de calidad en un sector tan atomizado.
“Era una necesidad pura y dura; nos dimos cuenta de que nuestros olivares de Sierra Mágina, poco productivos y con elevados costes de producción, frenaban la puesta en valor de los aceites”, comenta Blas Melgarejo. Hoy, esta firma oleícola destina el 10% de su producción total a aceites de cosecha temprana y un 50% a la producción de los Aceites de Oliva Virgen Extra (Aoves), de los que la mitad se exportan a países como Japón, Estados Unidos o Centroeuropa.
De la mano de Melgarejo también ha irrumpido en esta revolución de los Aoves Aceites Capricho del Fraile, que ha comercializado con éxito su primera campaña de recolección temprana. Sus caldos, de la variedad Picual, han salido de los olivos de la finca El Fraile, también en las estribaciones de Sierra Mágina aunque parte de la misma se encuentra al otro lado del río Guadahortuna, en Granada.
“También hemos apostado por los aceites de alta gama, porque queremos que el consumidor se lleve a casa una experiencia, una emoción”, indica Ismael Muñoz, responsable de esta  empresa oleícola, que ha sido capaz de producir en su primera campaña 5.000 botellas de medio litro (con un envase que llama la atención por su buen gusto) de unos aceites  de la variedad Picual que él define  como  “con notas verdes, a campo, con un amargor y picante muy bien compensados y donde ningún atributo queda solapado por otro”.
Tanto Capricho del Fraile como Melgarejo han sido, junto al cardiólogo Hipólito Pousibet, los principales impulsores del I Congreso Nacional de Aceite de Oliva Virgen Extra y Salud, celebrado la semana pasada en Jaén con la asistencia de más de 200 personas y destacados investigadores.  “Era una necesidad vital poder explicar desde el punto de vista científico las propiedades saludables que el Aove tiene desde el punto de vista de las enfermedades cardiovasculares, como antioxidante, contra el cáncer y para frenar el envejecimiento”, indica Blas Melgarejo, convencido de que el sector oleícola necesita de la alianza con los investigadores del Aove para abrir un mundo lleno de posibilidades comerciales.
También Ismael Muñoz valora las bondades de este Congreso Nacional. “Se ha puesto de relieve las propiedades preventivas y protectoras del aceite de oliva virgen extra como una excelente fuente nutricional dentro de la dieta mediterránea”, indica el responsable de Capricho del Fraile, satisfecho igualmente por haberse delimitado muy bien los diferentes tipos de aceite y sus propiedades.  “Ha quedado muy claro que no todos los aceites de oliva son iguales”.  Muñoz es consciente de que “queda mucho por recorrer”  en un campo con tantas potencialidades como el de dar a conocer los efectos positivos sobre la salud.
Melgarejo, por su parte, una empresa que ha cosechado en los últimos años numerosos premios nacionales e internacionales y sus caldos son unos fijos cada año en los Aceites Jaén Selección, sí que divisa con una cierta perspectiva el salto que el sector productor ha dado en el ámbito de la calidad. “En lo que más se notan los avances es en los conceptos de seguridad alimentaria y en la calidad”, indica Blas Melgarejo. La firma oleícola de Pegalajar comercializa sus aceites de distintas gamas (también ecológicos) de distintas variedades, como Picual, Hojiblanca o Arbequina. Tanto ha sido el avance que Melgarejo considera que, en la actualidad, “se está produciendo por encima del conocimiento del consumidor”.
Pese a las dificultades, Aceite Melgarejo  es una de las marcas con mayor proyección en los mercados internacionales.  “Lo más complicado es la saturación del mercado y el mal etiquetado del producto, algo que provoca mucha desconfianza entre los consumidores”, subraya Blas Melgarejo, que dice haber aprendido mucho de sus viajes comerciales por distintos  países del mundo. Estos empresarios  valoran los apoyos que prestan a los exportadores tanto Extenda como el ICEX, aunque Ismael Muñoz sí que  observa una asignatura pendiente por parte de la Interprofesional del Aceite de Oliva: “Quizá se eche en falta una unidad de criterio para responder de manera contundente a las agresiones de nuestros productos en los mercados internacionales”.
¿Y cuál es el futuro que tiene por delante el sector?  El responsable de Capricho del Fraile, aunque novel en el gremio, lo tiene muy claro: “El futuro pasa por una mejor comunicación para llegar al consumidor final, que éste sea capaz de valorar el producto y apreciar sus propiedades sensoriales”. También hace autocrítica. “Quizá los productores no hemos hecho bien los deberes y no hemos sabido divulgar todas las propiedades y excelencias de los aceites de alta gama”.
En la misma línea, Blas Melgarejo tiene muy asumido que “la revolución de los aoves, iniciada hace una década, es ya algo imparable”. Y añade convencido: “El futuro está en la calidad. Tenemos que ser capaces de vender la verdad del aceite, que es una forma de ser y de vivir y, en definitiva, un mundo de sensaciones”. Melgarejo no olvida. en cualquier caso, el camino lleno de obstáculos con el que se encontraron cuando empezaron  con la recolección temprana de sus aceites en épocas hasta entonces inusuales por estos lares. “Claro que nos enfrentábamos a la insensatez de los mercados”, comenta.
Tanto Melgarejo como Capricho del Fraile tienen muy bien trazada la hoja de ruta a seguir en sus empresas. Por ello, además de seguir conquistando mercados por todo el mundo, quieren abrir una oficina en Jaén para catas de aceite para el gran público y también para innovar con restauradores de prestigio.

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