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Jaén

“La noche de las lumbres, la más bonita que se puede vivir en Jaén”

El etnólogo Francisco Jiménez Rabasco ha ofrecido el pregón de la fiesta Noche de San Antón en el teatro Darymelia

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Francisco Jiménez fue presentado por el edil de Cultura, José Manuel Higueras, en el Darymelia.

José Manuel Higueras, Francisco Jiménez y Julio Millán.

 “Las lumbres de San Antón es una festividad tradicional y a su vez contemporánea, viva e integradora, que contribuye a la cohesión social y fomenta un sentimiento de identidad y responsabilidad”. Así lo ha expresado el pregonero de la fiesta Noche de San Antón, el etnólogo Francisco Jiménez Rabasco (Granada, 1977), un jiennense de adopción que colabora en el asesoramiento en la investigación, protección, conservación y difusión del patrimonio cultural con administraciones públicas y colectivos sociales.

Sobre las tablas del escenario del teatro Darymelia, el pregonero definió la noche de las lumbres como “la más bonita que se puede vivir en Jaén” y recordó que es “un reflejo de la sociedad”. Dijo: “Sus valores culturales expresan no sólo el arraigo de una tradición, sino su carácter vivo y de renovación en las formas y contenidos año tras año”.

Como ha ocurrido este 2020, con dos días de lumbres: el 16 de enero (11 lumbres) y el 18 de enero (24 lumbres).  “Hay gente que su sensibilidad es buscar permanencia y otra que reivindica transformación en la misma. La fórmula de este año es la que más satisface. No significa que se pierda la tradición porque toda innovación bebe del origen. Que en la carrera urbana tengan tanta importancia las antorchas, es un guiño a lo que plantean las hogueras”, dijo el pregonero.  

El “complejo ritual festivo en torno a una enorme lumbre en la que se queman enseres viejos y los restos de la poda del olivar constituye un espacio de socialización junto al fuego”, en el que se disfruta “de la gastronomía, del canto y del baile de los melenchones”, puntualizó.

Apuntó: “posiblemente estemos ante una de las celebraciones festivas más valoradas en la ciudad de Jaén, adquiriendo una especial significación, relevancia y singularidad”.

Destacó la capacidad de cohesión social de la lumbre, ya que “canaliza y refuerza la sociabilidad” y propicia “la participación masiva”.

Pero sobre todo, se distingue por su “dimensión simbólica”, ya que posee “una extraordinaria capacidad para la vehiculación de las identificaciones colectivas”, explicó el pregonero.

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