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Jaén

Locos que desafían al rey olivo

Los cultivos emergentes y alternativos al olivar, hoy en 'Jaén 2020'

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  • Plantación experimental de pistacho en Navas de San Juan, en El Condado -

Acabar con el monocultivo del olivar en Jaén es una máxima por la que expertos e instituciones públicas vienen apostando en los últimos años. Y no es tarea fácil. El olivar impregna todo el mapa provincial, con más de 60 millones de árboles y 550.000 hectáreas cultivables (el 42%  del total andaluz y el 25% de la nacional. El 78% de la superficie agraria de la provincia de Jaén está destinada al cultivo del olivar, y más del 98% de los cultivos leñosos de la provincia (que  ocupan el 44% de la superficie provincial) lo capitaliza también el olivo. Con ese escenario no cabe más que calificar como locos aventureros a los agricultores que en los últimos años han apostado por la diversificación agraria en Jaén o, al menos, por buscar otros cultivos que sirvan de complemento al rey olivo. Es el caso del pistacho, cuyo cultivo ha emergido de manera notable en varias zonas de la provincia, con especial incidencia en El Condado. La Asociación de Productores y Comercializadores de Pistacho (Appistaco) cuantificó en 320 toneladas la primera cosecha de pistachos que los agricultores de esta entidad han producido en la provincia. Un proyecto que comenzó su andadura hace cinco años con la intención de diversificar la producción agrícola  y que en la actualidad agrupa ya a más de 200 agricultores de 60 municipios, con una superficie que supera ya el millar de hectáreas de plantaciones. “En los próximos cinco años la producción irá a más, porque las que echan el primer año, el segundo año producen el doble, y así sucesivamente hasta llegar a los 10 ó 12 años, cuando se estabiliza la cosecha”, pronosticó Julián Navarro, presidente de Appistaco y uno de los agricultores que ha apostado por el pistacho como complemento al olivo.  La asociación de productores recibe el apoyo de la Diputación Provincial, cuyo presidente, Francisco Reyes, ha destacado que el objetivo debe ser “no solo plantar y cultivar pistachos, sino que el valor añadido de estas plantaciones se quedara en Jaén, esto es, que se produjera y comercializara aquí”. El kilo de pistacho se paga a unos siete euros, y algo más si es ecológico.

Por cierto que la Diputación de Jaén ha concedido el último año más de 400.000 euros a prácticas ganaderas y cultivos alternativos al olivar. Lo ha hecho a través de 203 ayudas y entre los cultivos beneficiados  destacan el espárrago, almendro y pistacho, calificados como los “grandes cultivos complementarios y alternativos al olivar”, en palabras del diputado de Agricultura, Pedro Bruno. Pero también se han dado ayudas para el viñedo o la estevia (en El Condado) así como el caqui, implantado en Begíjar y el nogal, cuyas primeras plantaciones se han desarrollado en Torres de Albanchez y Benatae, en plena Sierra de Segura. También se han concedido ayudas a explotaciones agrícolas e invernaderos que permiten modernizar estos recintos así como instalar placas solares que permitirán un ahorro de los costos de producción. También en clara expansión se encuentra el almendro en la provincia. El pasado año, la producción de almendra en Jaén ascendió a 2.700 toneladas, lejos aún de las cosechas en otras provincias andaluzas (Granada, Almería y Sevilla son las principales productoras de almendra de cáscara)  pero con un crecimiento anual muy importante, hasta el punto de que ya son más de 5.000 las hectáreas plantadas. En el bajo Guadalquivir, y también en zonas de la Campiña de Jaén, se están sustituyendo los cultivos de algodón, remolacha y frutales de hueso por almendro, que ya ha pasado de cultivo marginal en régimen secano a ser una alternativa más que rentable para los productores, incluso  por encima del olivar y los cítricos.

En cuanto al espárrago, el principal foco productor de la provincia es Bedmar, que va a celebrar en marzo la que será su V Feria del Espárrago. En una campaña media se generan en Bedmar más de 8.000 jornales, empleando a más de 200 personas, datos a los que se añade el empleo de la industria conservera que se ha creado en esta localidad. En este municipio se dedican unas 100 hectáreas a este cultivo, y una producción media de 300.000 kilos de espárrago blanco por campaña. En los últimos años ha cogido brío este cultivo en Alcalá la Real, donde ya se superan las 450 hectáreas de superficie cultivable. Más antigüedad tiene el cultivo de la vid en la provincia. Hoy ya son más de 400 hectáreas las que se encuentran diseminadas por la provincia, que cada año ofrecen una amplia variedad de uvas y vinos (tanto blancos como tintos) que se venden dentro y fuera de Jaén. Las principales zonas productoras en la provincia se localizan en la Sierra Sur, Torreperogil y Bailén. Los viñedos de Jaén generaron en el año 2018 unas 118 toneladas de uva de mesa y 486 toneladas de uva de vinificación de diversas variedades, de las que se obtuvieron 3.535 hectolitros de vino y mosto, una vez realizado el proceso de transformación. En la provincia hay tres zonas productoras amparadas bajo calidad diferenciada mediante una Indicación Geográfica Protegida (IGP): “Bailén”, “Sierra Sur de Jaén” y “Torreperogil”.

Agricultura de precisión

El uso de drones en la agricultura es ya una realidad en Jaén. El Grupo Operativo de Agricultura de Precisión con Drones Aplicado al Olivar, en el que participan Asaja, el centro Atlas, el Ifapa, el laboratorio Olivarium y la Universidad de Jaén, ha presentado los resultados de los trabajos experimentales realizados en los dos últimos años. En concreto, el responsable del Centro de Vuelos Atlas, Anastasio Sánchez, ha señalado que el trabajo de los drones ha consistido en imágenes a través de sensores para poder llevar a cabo un análisis del estado del olivar: “Es lo que tradicionalmente se ha hecho a través de análisis foliares, pero que la agricultura de precisión nos puede llevar a obtener en un futuro no muy lejano este tipo de datos de una manera mucho más precisa y más rápida”, dijo. Entre otros datos, se pueden obtener los relativos a la cantidad de agua, de nutrientes, de crecimiento foliar, de masa foliar, de tamaño de copas de los árboles, etc. “Esto permite el poder tener una foto muy exacta ya no solo de una plantación concreta, sino del estado de cada una de las zonas de su plantación, para aplicar de manera más selectiva cualquier tipo de tratamientos fitosanitarios, y puede revertir también en un ahorro de productos, en una sostenibilidad mayor para el olivar, con lo que el proyecto no es solo algo tecnológico sino que puede ir a la calle en el menor tiempo posible”, señaló Anastasio Sánchez.

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