Desde hace un tiempo las redes sociales se han hecho eco de algunas frases que aparecen escritas en las
paredes de las calles de Jerez. Donde menos te lo esperes, tanto en un callejón como en una esquina transitada. Se puede decir mucho con muy poco y cualquier persona se identifica con alguna de estas expresiones cotidianas o con algunos fragmentos de canciones y cantes (en el argot flamenco) que guardan toda la esencia de una generación.
Para algunos será un acto de vandalismo más, pues llegan a entender que ensucian el paisaje urbano. Para otros, no deja de ser una forma de expresión propia de los nuevos tiempos y un arte a respetar como cualquier otro. Pero tiene una intención más, la de “luchar por la dignificación de la lengua andaluza a través de la escritura”. Su autor prefiere guardar el anonimato, se hace conocer como
Pintarraheô. “Me parece irrelevante decir quién soy”, dice para este medio, explicando que “yo nunca pretendí que este proyecto tuviera proyección pero un asunto legal me obligó”. Cuenta como curiosidad que “un tipo se aprovechó” de una de sus pintadas y comercializó tal trabajo a través de camisetas “con mi frase manuscrita”, fue entonces cuando “mi abogada me recomendó que me abriese un Instagram como medida de protección legal de mis derechos de autor. Ahí decidí el nombre no como artístico sino de acción y proyecto: Pintarraheô”.
Como tantas cosas, todo comenzó de forma casual pues, a su pasión por el habla andaluza se le sumó su interés y conocimiento del arte urbano. “Hace cinco o seis años un amigo
graffitero se dejó un rotulador en casa y al salir a la calle se me ocurrió escribir mi primera pintada en la pared: "
Quea muxo par metorito?". Mi hipótesis era que una frase en
andalûh y sin firmar sería fotografiada por muchísima gente y se expandiría por las redes sociales. Y de hecho así fue”.
Se inspira en expresiones populares, coloquiales, frases que su madre usa “muy antiguas y andaluzas, ella es una enciclopedia andante”, también algunas son frases que aparecen en cualquier conversación con amigos, a las que “respeta” en origen o “le doy una vuelta de tuerca”, así como de creación propia como las tan fotografiadas "
Cateto tú que no'ntiendê l'Andalûh" o "
La bía'ntera entre alegriâ y petenerâ".
De especial relevancia está resultando la de “
to entra por buleríâ”, siempre en mayúsculas, y es que este artista es un “enamorado y apasionado” del flamenco, pero no se considera aficionado “porque le tengo mucho respeto a esa palabra”. Su abuelo sí cantaba y eso le marcó, inspirándose en la actualidad, sobre todo en el apartado textual, en algunos clásicos “por los que tengo especial debilidad como El Cabrero, La Perla de Cádiz, El Lebrijano, Fernando Terremoto, Niña de los Peines, Enrique Morente, Antonio Mairena...afortunadamente el flamenco es un universo inmenso que uno nunca termina de investigar”. Profundiza en que el flamenco “me mueve algo dentro y me apela a algo muy profundo, diría que ancestral”.
¿Pero qué tiene de original este proyecto para que tanta popularidad haya adquirido? Dice el autor que una de las claves son los lugares “que elijo, esquinas o salientes de edificios siempre a la altura de los ojos”, y por otro “la elección de líneas discursivas que exploro y reflejo en mi trabajo, el uso de la ortografía que aúna todas las variantes del
Andalûh: el Êttandâ Pal Andalûh”.
“No me mirê malamente”, “mira a lo q´a dao lugâh”, “te quiero y me moriré queriéndote”, “er torta bibe, er cante çigue”…son algunas de sus pintadas con un estilo propio, que le pertenece al que lo ve definirlo y no a mí” y las que “nunca van firmadas, y esto es algo completamente intencionado y madurado. La razón detrás de esta elección es clara: al dejar una pieza en algún lado quiero dejar al observador solo frente a la obra. El autor ni está, ni se le espera, no ha dejado rastro”, comenta el autor que concluye reflexionando sobre la relevancia del proyecto: “cualquier podría haber realizado mis piezas, pues aparentemente son simples, pero para mí tiene una importancia total porque quito el foco de la autoría, centro todo en el que observa y en los sentimientos que surgen cuando observan la pintada que hago”.